¿Puedo comer queso si soy intolerante a la lactosa?

La intolerancia a la lactosa, es uno de esos padecimientos que suelen aparecer con la edad, provocando molestias intestinales que pueden volverse muy incómodas e impertinentes. Pero, ¿aplica igual para cualquier lácteo? Te resolvemos la duda de si puedes comer queso siendo intolerante a la lactosa.

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Hay muchos opositores del consumo de leche de vaca, en especial después de la infancia, pues señalan que somos los únicos animales que beben leche en su edad adulta, a lo cual le atribuyen nuestras molestias al ingerirla. Sin embargo, la mayoría estamos acostumbrados a consumirla y no es hasta que te “cae pesada” que lo reconsideras. ¿Pero eso implica decirle adiós a la deliciosa pizza?

La intolerancia a la lactosa y el queso

Primero es muy importante dejar claro que no es lo mismo no tolerar la lactosa a ser alérgico. Pues una persona intolerante, principalmente a este azúcar, únicamente verá afectado con molestias digestivas, mientras que al presentarse una alergia, el sistema inmunológico se ve comprometido. Conoce más sobre la alergia de la leche y qué alimentos evitar en esos casos.

Si fuiste diagnosticado con intolerancia a la lactosa o has notado que la leche te cae mal, es muy probable que automáticamente pienses en dejarla e incluso todos sus derivados, entre estos el queso... ¿es una buena idea?

En realidad no tanto, de hecho, especialistas de Mayo Clinic señalan que no todos los lácteos tienen la misma cantidad de lactosa. De hecho, algunos quesos contienen pequeñas dosis y por lo tanto, no suelen provocar síntomas; lo mismo sucede con el yogur, pues las bacterias que se usan en su cultivo producen una enzima que descompone la lactosa.

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“Yuju, pásenme la pizza doble queso” No, tampoco. Si bien puedes comer queso, hay pautas importantes: la primera es no excederte, y la segunda, elegir aquellos que eliminan o vuelven más digerible la lactossa durante su proceso de fabricación.

En ese sentido, los más recomendados son los quesos duros o añejos, como suizo, cheddar, gouda, gruyere, manchego o parmesano, los dos últimos pueden contener menos del 2% de lactosa, contrario a los frescos, como el panela y el mozzarela de la pizza, pues no pasan por un proceso para “reducir” la lactosa.

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Otras recomendaciones para intolerante a la lactosa

Ahora bien, tener intolerancia a la lactosa no te condena a vivir el resto de tu vida lejos de los lácteos. De acuerdo al National Institute of Diabetes an Digestive and Kidney Diseases, la mayoría de las personas que la presentan, pueden consumir un poco de lactosa sin tener síntomas.

Según investigaciones científicas, esto serían 12 gramos de lactosa (1 taza de leche) sin síntomas o con síntomas leves. Si amas los lácteos, puedes probar beber pequeñas cantidades de leche, en especial con las comidas, añadir mini porciones de lácteos y probar cómo te sientes... o usar productos de lactasa para ayudar a tu cuerpo a digerir este azúcar, incluso elegir productos sin lactosa.

Claro, todo dependerá de tu nivel de intolerancia, pero ¡ojo! Es muy importante que antes de hacer cambios drásticos en tu alimentación, acudas al doctor para que haga un diagnóstico claro y confirme que tienes intolerancia a la lactosa, además de darte recomendaciones específicas para tu dieta.

Esto porque especialistas señalan la importancia de consumir suficiente calcio y vitamina D, que muchas veces obtenemos de los lácteos, aunque no es exclusivo de éstos.

Ahora ya lo sabes, el queso no está del todo prohibido si la leche “te cae mal”, sólo cuida no excederte y mejor si son quesitos maduros.