¿De qué está hecho el copal? Su uso medicinal y papel en la ofrenda

Relacionamos al copal y su peculiar olor, a la celebración del Día de Muertos, así como diversos rituales, sin embargo, ¿te habías preguntado de qué está hecho el copal? Descúbrelo, así como su uso medicinal y cuál es su papel en la ofrenda.

El olor del copal es inconfundible. Algunos lo aman y otros lo odian, pero sin duda se ha vuelto parte de nuestras tradiciones y basta detectarlo para trasportarnos a noviembre, pues aunque su uso no es exclusivo de las ofrendas, si es de los más conocidos.

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¿De qué está hecho el copal?

La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), explica que lo que conocemos como copal en México y algunos países de centoamérica, es una resina aromática que se usa como incienso. Ésta se obtiene de árboles o arbusto, a los cuales también se les llama copales, que pertenecen al género Bursera, cuyos aceites y resinas aromáticas han sido apreciados desde la antigüedad.

En nuestro país, existen alrededor de 100 especies diferentes de Bursera, siendo Guerrero, Michoacán y Oaxaca, los estados con mayor diversidad. Dependiendo su especie o región, cambia su nombre a copal virgen, santo, tecomaca o almárciga, entre otros.

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Usos medicinales del copal

Esta resina era apreciada en el pasado, no sólo por sus cualidades aromáticas, sino por sus propiedades curativas, las cuales se aprovechaban, ya sea al quemarlo e inhalar su humo, o untado sobre la piel, incluso como té, para curar diversos males, entre ellos el dolor de cabeza.

Aunque hoy su uso medicinal no es el más popular, la revista Arqueología Mexicana, explica que, de acuerdo a la Historia Natural de la Nueva España, de Francisco Hernández, el humo del copal era eficaz para eliminar el dolor de cabeza, curar la estrangulación del útero u otras enfermedades provocadas por el frío y la humedad.

Asimismo, se colocaba sobre las fracturas en forma de emplasto, es decir, esparcían una mezcla pegajosa de copal en un trozo de tela y lo ponían sobre la zona dañada.

Si bien no se tiene un respaldo médico para estos usos, Fray Bernardino de Sahagún, informó que entre los mexicas también se usaba el copal para sanar el dolor de dientes o la inflamación en los niños, esta última a través de emplastos.

Otros usos del copal

De acuerdo a la Conabio, los antiguos mexicanos considereban al copal un dios con poderes mágicos y religiosos, lo cual lo convertía en un protector. Por esta razón era muy utilizado, no sólo para ofrendar a los dioses o en funerales, sino para prácticamente cualquier ceremonia, incluso, llegaban a usarlo dos veces al día.

Por otro lado, se cree que lo consideraban alimento para los dioses, además de utilizarlo como pegamento para hacer incrustaciones en máscaras y unir mosaicos de piedra u otros materiales.

Actualmente su uso es más popular en algunos pueblos o regiones del país, donde tiene presencia en celebraciones (algunas para agradecer las cosechas o pedir por las lluvias) y funerales. También siguen existiendo rituales de curación o adivinación a nivel emocional o físico, que utilizan el copal.

De hecho, puedes conseguirlo en puestos de medicina tradicional, pues hay quienes llegan a utilizarlo como té para la bronquitis o aplicado localmente para las reumas. Pero, sin duda, hoy el uso más popular de los inciensos y en algunos casos el copal, es para disfrutar su olor mientras lees o te relajas.

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El copal en la ofrenda del día de muertos

A finales de octubre, es común encontrar en los mercados, copal, pues es un básico para muchas familias dentro de sus ofrendas. Su función, según la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, es limpiar el lugar donde se coloca la ofrenda de los malos espíritus, de esta forma el alma podrá entrar a tomar lo que se le dejó sin ningún peligro.

De igual modo, se le considera una fragancia de reverencia y un elemento que sublima la oración o alabanza.

El copal es parte de nuestras tradiciones e historia. Conocer de dónde viene, así como sus diferentes usos, nos ayuda no sólo a saciar nuestra curiosidad, sino a acercarnos un poco más a nuestra cultura.