¿Pensar y conducir?

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Los accidentes de tráfico más graves se producen cuando los conductores están girando a la izquierda en intersecciones muy transitadas. Fuente: Photos.com
J. Manuel Reyes

POR: J. Manuel Reyes

Editor de Salud180.com Aficionado a las nuevas ideas. Una palabra lo cambia todo.

01-03-2013

Cientos de miles de personas mueren cada año debido a accidentes automovilísticos relacionados con la falta de seguridad y diferentes distractores, como el uso del teléfono celular, los cuales inciden en nuestra actividad cerebral.

 

Las estadísticas indican que los accidentes de tráfico más graves se producen cuando los conductores están girando a la izquierda en intersecciones muy transitadas, según la National Highway Traffic Safety Administration de Estados Unidos.

 

Al respecto, un estudio dirigido por Tom Schweizer, neurocientífico del St. Michael's Hospital, revela que “hablar por teléfono y dar vuelta a la izquierda es una de las cosas más peligrosas que pueden hacerse al conducir debido a que al cerebro le cuesta mayor trabajo procesar todos esos datos”.

 

Publicada en la revista Frontiers in Human Neuroscience, esta investigación determina que al dar una vuelta a la izquierda, la actividad cerebral se concentra en aspecto como examinar el tráfico, los autos, luces de semáforo, peatones, realiza una evaluación y debe coordinar todos los movimientos requeridos para hacer esa maniobra.

 

Si además se le suman los procesos de atención, escucha y habla mientras se usa el teléfono, puede ser considerada una “receta perfecta para la fatalidad”.

  ¿Conduces en piloto automático?

 

Conducir probablemente sea una de las actividades cotidianas más complejas que lleva a cabo una persona, debido  a que es una competencia formada por al menos mil 500 subcompetencias, según  A. J. McKinght y B. Adams, en el estudio Driver Education Task Analysis.

 

La prueba que realizaron en un tramo de carretera en Maryland revela que aparecía determinada información cada 0.6 metros, lo que a 48 km por hora significa estar expuesto a 1320 datos de información, o aproximadamente a 440 palabras por minuto. El simple encuentro con un semáforo en amarillo pone en funcionamiento una compleja actividad cerebral.

 

Cuando aprendemos a conducir y se vuelve un hábito, nuestro cerebro se pone en piloto automático para no detenerse los pequeños detalles rutinarios; sin embargo, sobrecargarlo de información es demasiado peligroso, explica Xabier Urra, neurólogo del Hospital Clínico de Barcelona.

 

“El cerebro está configurado con dos tipos totalmente distintos de atención: la controlada y la automática, que funcionan además en paralelo. Aunque no podemos realizar dos acciones controladas de manera simultánea, sí podemos llevar a cabo una de cada: una de ellas controlada y la otra automática. Esto es, justo, lo que sucede cuando conducimos”.

 

La conducción subconsciente es aquella que sucede cuando estamos muy habituados a un trayecto concreto, o bien cuando manejamos de modo que permite a nuestro cerebro trabajar con un número mínimo de procesos cognitivos. Esto nos permite llevar a cabo otra actividad cerebral que requiera nuestra atención en ese momento.

 

En ese sentido, el peligro no es manejar de manera subconsciente, sino cambiar de manera inmediata a la manera controlada ante la presencia de más estímulos, lo cual resulta la mayor parte de las veces en un accidente automovilístico. “No hay otra manera, se debe prestar atención al conducir”, reiteran los expertos.

 

 

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