Homosexualidad y transexualidad en la adolescencia

Si la adolescencia ya de por si es difícil, lo es mucho más cuando se es gay o lesbiana, o cuando se vive en un cuerpo que no corresponde. Es una etapa de búsqueda, de resolver dudas y resulta mucho más complicada cuando nadie ofrece respuestas. Los y las jóvenes gays y lesbianas dicen que no tienen referentes, que se sienten perdidos.

Aseguran que no les queda más remedio que vivir su experiencia desde el ocultamiento, pero también, muchas veces, desde el miedo, la angustia y la depresión. Así lo asegura un informe del Colectivo Gay de Madrid (COGAM), que añade que la tasa de suicidio y de fracaso escolar entre adolescentes gays y lesbianas es entre tres y cinco veces mayor que entre los adolescentes heterosexuales.

Por su parte, desde la Clínica de la Diversidad Sexual del Departamento de Psicología Medica, Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM, reconocen que si bien no existen estadísticas y frecuencias, se calcula que en el mundo hay un transexual por cada 30 mil habitantes. 50% de los adolescentes transexuales que no acuden con un especialista para recibir apoyo psicológico, ni hablan de su condición con familiares, se suicidan porque es difícil llevar la carga.

Algunas respuestas desde las instituciones

Para dar respuesta a esta situación, la Universidad Nacional Autónoma de México ha creado una clínica de diversidad sexual, que apoya a quienes deciden reasignar su sexo con relación a su género, además capacita a médicos cirujanos para llevar a cabo ese tipo de cirugías y orienta psicológicamente a homosexuales y a quienes pasan por ese proceso, principalmente a los jóvenes.

Para el coordinador de la comisión de Educación de COGAM, Jesús Generelo, “ya va siendo hora de que alguien ponga voz a los adolescentes, ya que ellos no pueden hacerlo. No se es homosexual a partir de los 18, sino que se va gestando mucho antes".

“Salir del clóset” lo antes posible

Los especialistas más serios en la materia señalan que compartir la información acerca de nuestra sexualidad con gente de confianza, es bueno y saludable. En ocasiones no es fácil, pero hay que hacerlo.

Un estudio del Departamento de Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana de 2001, arrojó que entre 25% y 30% de las y los homosexuales encuestados recibieron insultos y fueron objeto de burlas y humillaciones durante su infancia y adolescencia. 8% sufrió violencia física. 41% de las ocasiones fueron los mismos compañeros quienes agredían a los niños o niñas que no respondían al rol de género en las escuelas. Hay que terminar con esto.

La homosexualidad ha dejado de ser considerada como enfermedad mental desde hace años (la Asociación Americana de Psiquiatría lo hizo en 1973 y la Organización Mundial de la Salud en 1990) y, desde Europa, se está intentando hacer lo mismo con la transexualidad, para que deje de ser considerada como un trastorno mental. Cada día, hay más instituciones y colectivos que ofrecen apoyo para enfrentar el dilema de “salir de clóset” y los jóvenes gays, lesbianas y transexuales deben saber que no están solos.