Dislexia detona trastornos emocionales

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Dislexia en niños
Dislexia en niños
J. Manuel Reyes

POR: J. Manuel Reyes

Editor de Salud180.com Aficionado a las nuevas ideas. Una palabra lo cambia todo.

23-01-2012

Cuando un niño con dislexia accede a la educación primaria, encuentran que su ritmo de aprendizaje no se asemeja al de sus compañeros y es incapaz de integrar la información escrita de la misma forma que los otros, lo que hace que sea valorado negativamente, en detrimento de su dificultad, por adultos e iguales.

 

Es aquí donde empiezan a manifestar los primeros signos de malestar emocional, el cual muchas veces no es detectado en su justa medida por el entorno y desencadena, paralelamente a la evolución del problema de aprendizaje, verdaderos trastornos emocionales.

 

Los niños que padecen dislexia suelen ser tildados de inmaduros, poco motivados o de vagos desde el entorno cercano, así como incapaces y nulos por sí mismos.

 

Cualquier actitud punitiva, de exceso de normatividad, de seriedad, distanciamiento emocional y/o castigo ante los problemas de aprendizaje por uno u otro entorno, determinan la vivencia del niño ante la dificultad, y aumentan o disminuyen su autoestima.

 

 

De acuerdo con información del Centre de Desenvolupament Infantil, de Palma de Mallorca, España, los conceptos y expresiones que comúnmente los niños se forman de ellos mismos, tras padecer dislexia, suelen ser:

 

1. “Antes pensaba que era tonto” “yo también” “y yo…”

2. “Pensaba que los demás podían y yo no”

3. “La pasaba muy mal en función del profesor que tenía”

4. “Pensaba que me pasaba algo porque no sabía escribir y leer como los demás”

5. “Pensaba que era inferior a los otros”

6. “¡No sé qué me pasa!”

7. “Estaba triste y no tenía ganas de hacer nada”

8. “Pensaba que era tonto, un inútil y que no se me daba nada bien”

 

 

Por ello, es muy importante la implicación familiar en relación a la dislexia, tanto en referencia a los aprendizajes como en el apoyo emocional. El papel de contención y de apoyo afectivo es esencial para favorecer la seguridad y mejorar el autoconcepto.

 

Las actitudes educativas asistenciales y personalizadas basadas en el amor, en el cuidado y en el establecimiento de límites adecuados, sin sobreprotección ni restricción, les ayudan a enfrentarse mejor su dificultad. El sentirse apoyados por sus padres en su problemática, les hace ver que son aceptados y queridos: “Ellos me ayudan siempre y no me castigan si saco alguna mala nota, porque valoran mi esfuerzo…”.

 

El no encontrar un ambiente compensador en el hogar puede desencadenar mayores desajustes emocionales. En cambio, aquellos que reciben un apoyo emocional en relación a la dislexia, por ambos padres, muestran mayor compensación afectiva que los otros.

 

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