Por qué algunas mujeres tienen 300 orgasmos al día

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La excitación física provocada por este síndrome puede ser muy intensa
Diana Oliva

POR: Diana Oliva

Estudió periodismo en la FCPyS. Es aficionada a la literatura clásica y su mayor pasión son los perros.

04-07-2011

El Síndrome de Excitación Sexual Persistente (PSAS, por sus siglas en inglés) es una disfunción caracterizada por la presencia de tensión genital y excitabilidad pero sin que exista deseo, que convierte el placer de tener un orgasmo en frustración y desesperación.

 

A simple vista, el PSAS parece el sueño de todo hombre; una mujer siempre dispuesta y deseosa de terminar con su excitación. Pero este mal, que aqueja a muchas mujeres, suele transformase en una pesadilla con el paso del tiempo.

 

Este trastorno sólo afecta a mujeres y no necesariamente está relacionado con algún tipo de deseo sexual ni tiene relación con a ninfomanía o la hípersexualidad. La consecuencia es una excitación genital espontánea y persistente, con o sin orgasmo o congestión sanguínea genital.

 

La enfermedad se descubrió por primera vez en el 2001 a partir de la experiencia de Michelle Thompson. Una mujer estadounidense que es capaz de tener hasta 300 orgasmos al día, situación que le causó problemas laborales, sociales y con sus parejas.

 

Aún no se conoce mucho sobre éste síndrome hasta ahora se ha detectado que esta irregularidad en los nervios sensoriales puede darse más en mujeres post-menopáusicas o en aquellas que están bajo algún tratamiento hormonal. También se sabe que aquellas mujeres que lo padecen prefieren frecuentemente no informar de ello, ya que lo consideran vergonzante o embarazoso. Al contrario de lo que suele creerse, no está relacionado con ningún tipo de sensación de deseo sexual.

 

 

La excitación física provocada por este síndrome puede ser muy intensa y persistir durante extensos períodos de tiempo, puede durar horas, días o meses, y los orgasmos se producen uno tras otro. En ocasiones, el orgasmo puede calmar temporalmente los síntomas, pero estos retornan en cuestión de horas por lo que tener una vida normal resulta sumamente problemático.

 

Por mucha masturbación o relaciones sexuales, no se llega nunca a tener la sensación de calma y satisfacción. El cuerpo se contrae de nuevo en cualquier momento y se tiene de nuevo un orgasmo. Y así, durante todo el día.

 

Para resolver este síndrome los médicos recurren a la anestesia o enfriamiento del área del piso pélvico y se acompaña con terapia psicológica y conductiva acompañada de fármacos que alivien el estado de ansiedad que provoca. Las pacientes lo califican como “olla a presión continua y de repente” en cualquier lugar, momento y estado mental. Y las consecuencias son: fatiga y falta de concentración en el trabajo o en cualquier tarea.

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