Los estereotipos desdibujan el rol del hombre

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Basados en estereotipos, el hombre terminó convirtiéndose en un factor de riesgo para la mujer, lo que conlleva a embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual, VIH y distintas formas de violencia. Fuente: Photos.com

Regularmente, los estudios de género se han enfocado en conocer las condiciones de vida de las mujeres, pero en fechas recientes también se han dirigido a identificar cómo es el papel del hombre en su vida emocional, con la paternidad, con su participación en la salud reproductiva o en el hogar, así como con la figura de proveedor que históricamente han tenido.

 

Los planteamientos surgieron a partir de diversos cambios culturales, demográficos, en materia de salud, empleo y educación que enfrentamos como sociedad. Estos estudios describen el papel del hombre: cómo viven sus relaciones personales y cómo se ha ido construyendo el concepto de masculinidad, el cual está relacionado con las conductas y funciones que culturalmente se le han asignado.

Benno de Keijzer, investigador del Instituto de Salud Pública de la Universidad Veracruzana, explicó que anteriormente, sólo a través de la biología se pretendía explicar las funciones de los hombres y las mujeres, pero que desde la década de los 60, se le ha dado un mayor peso a los estudios de género para explicar cómo aprendemos a vivir y a relacionarnos.

 

Al dictar la ponencia Masculinidades y el proceso de salud, enfermedad y atención en la Facultad de Medicina de la UNAM, destacó que mirar las relaciones sociales desde la biología tiene una serie de consecuencias, y una de las más importantes es que se validan las desigualdades entre hombres y mujeres, además de que se toman como naturales procesos que tienen que ver con lo social y que perpetúan relaciones de poder.

De tal forma que, a partir de estos conceptos, se pensaba que era natural que los hombres fueran más violentos, tuvieran mayores problemas de alcoholismo o de infidelidad, restringieran sus emociones, estereotiparan su conducta sexual, y se establecieran roles que culturalmente sólo ellos podían tener, a diferencia de las mujeres, como es el cuidado de los hijos y del hogar.

 

Explicó que con base en estos estereotipos, el hombre termina convirtiéndose en un factor de riesgo para la mujer, lo que conlleva a embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual, VIH y distintas formas de violencia.

La masculinidad no sólo ha marcado la conducta social de los hombres, sino que es un determinante de su salud, que se ve reflejado en su manera de vivir un proceso de enfermedad, así como en el promedio de vida actual: las mujeres viven cerca de 78 años y ellos 73.

 

El investigador dijo que en la última década se presentó una sobremortalidad masculina en México que indica que mueren 128 hombres por cada 100 mujeres, y en el grupo de 15 a 19 años esta brecha es mayor, ya que fallecen 3 hombres por cada mujer, siendo las principales causas de mortalidad los accidentes, homicidios y suicidios.

Actualmente existe una transición para entender el papel del hombre, cómo se relaciona con su familia, su salud, sus amigos y su trabajo. Por tanto, el especialista propone estudiar estos cambios de manera conjunta con los que desde hace décadas se están dando en las mujeres.

 

“Lo ideal sería no tener un programa del hombre que compite con el de la mujer, sino un programa de género que vaya mirando las problemáticas, la violencia, el VIH y la anticoncepción desde una mirada relacional, porque nos permite trabajar específicamente con cada género, pero con la sensibilidad de no crear nuevos desbalances”, concluyó.
 

Aclaracion:

El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, más no la ideología de Salud180.com

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