Cuando la violencia se vuelve cotidiana

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La perspectiva de una vida compartida puede desdibujarse cuando una pareja comienza a manifestar síntomas de violencia como celos, intentos por controlar el comportamiento o de limitar el círculo de amigos, críticas destructivas a la manera de hablar o de vestir, e incluso, en casos extremos, golpes. Fuente: Photos.com
Salud180, El estilo de vida saludable

POR: Difusión Cultural de Fundación Teletón. Colaborador

Difusión Cultural de Fundación Teletón México, da información útil sobre la discapacidad, cáncer, autismo y vivencia de los valores humanos

16-09-2013

La perspectiva de una vida compartida puede desdibujarse cuando una pareja comienza a manifestar síntomas de violencia como celos, intentos por controlar el comportamiento o de limitar el círculo de amigos, críticas destructivas a la manera de hablar o de vestir, e incluso, en casos extremos, golpes, que son parte de una relación destructiva.

 

Para la maestra Laura Soubrán Ortega, subdirectora de Consulta Externa de Centros de Integración Juvenil (CIJ), la violencia en una relación destructiva se presenta cuando hay un ejercicio de poder desigual que se basa en la premisa de control hacia la otra persona en beneficio de “mis propias necesidades”.

 

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  Los primeros signos…

 

Este dominio, que ejercen tanto hombres como mujeres, comienza a generarse de una manera sutil, mediante pequeños actos o señales que se tornan cotidianos y se normalizan, tales como los celos, “porque te quiero te cuido” y “por eso reviso tus cosas o tus mensajes en el celular”; la restricción del círculo familiar o de amigos y la descalificación o críticas con la finalidad de impactar de manera desfavorable la autoestima: “esa ropa no te queda” o “ya te ves muy gordo”.

 

Dichas situaciones, señala la especialista, construyen una relación destructiva de dependencia en la cual se aísla a la persona de sus redes y actividades sociales: “me apoyo en ti” o “tú no puedes sola”.
 

 

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  Ciclo de violencia

 

Una vez establecida, surgen patrones más abiertos de sometimiento, hay maltrato, humillación, restricción del gasto o de los ingresos e insinuación o imposición de prácticas sexuales.

 

Y al transcurrir el tiempo, explica, se construye un ciclo de violencia constituido por tres fases o etapas: acumulación de tensión o de emociones; explosión manifestado a través de la ira o actos encolerizados; y arrepentimiento: “no volverá a pasar”, “estaba muy tenso” o “no volverá a suceder te lo juro”.

 

Al repetirse este ciclo constantemente, las fases son más breves y, por lo tanto, los episodios más intensos, hasta llegar al punto en que la violencia de la relación destructiva pasa del terreno privado al público, porque ya no se puede esconder debido a la necesidad de solicitar ayuda.

 

“El compromiso es una decisión, no un acto obligado”. bojorge@teletón.org.mx

Aclaracion:

El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, más no la ideología de Salud180.com

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