3% de la población mundial es asexual

Hay personas que simplemente no experimentan ningún tipo de interés sexual. A diferencia de la mayoría de las personas que sí sienten atracción hacia alguien más, ya sea hacia el sexo opuesto, mismo sexo o ambos, las personas asexuales no presentan ningún tipo de deseo erótico.

El Dr. Anthony Bogaert de la Universidad de Brock en Ontario, Canadá, tras un estudio realizado en el 2004, sugiere que entre 1 y 3% de la población mundial es asexual. Esta cifra puede considerarse no muy baja si se compara con las personas de la comunidad homosexual (4% de la población)

 

Una persona asexual no resiente la falta de deseo, ni siquiera el querer experimentarlo. Ser asexual no necesariamente significa ser solitario o antisocial, ni carecer de necesidades afectivas; de hecho, tiene las mismas necesidades que los demás. Lo único que cambia es que las satisfacen de otra manera.

 

Incluso hay quienes tienen relaciones amorosas duraderas en las que comparten gustos, intereses, actividades y estilos de vida; se escuchan y apoyan pero sin actividad sexual. No sienten esa urgencia carnal de besarse con pasión y por ende, no les interesa pasar al siguiente nivel.

Sin embargo, al igual que el resto de las parejas se llevan bien y construyen un vínculo claro. Lo ideal es que ambas personas sean asexuales, de lo contrario la pareja sexual vivirá en una frustración profunda.

Entre los asexuales, ellos mismos se definen como románticos pero carentes de deseo o del contacto sexual. Afirman que pueden sentirse románticamente atraídos por hombres, mujeres o ambos; considerándose como heterorrománticos, homorrománticos y birrománticos

 

Algunos dicen que se trata de una nueva orientación, esto es, la opción de no manifestar interés sexual por otra persona. La mayoría de las personas que son asexuales lo han sido toda la vida, sin embargo últimamente ha habido una tendencia mayor a reconocerlo; ser asexual se trata de un asunto de identidad.

 

Se plantea que es posible que la falta de deseo se deba a desajustes hormonales que podrían corregirse, pero si la persona no está a disgusto con su condición ¿es necesario corregirlos? También se plantea una teoría de origen genético, pues se han encontrado casos de ausencia de actividad sexual en animales de diversas especies.