Glaucoma juvenil: qué pasa cuando se daña el nervio óptico de los niños, ¿podrían quedar ciegos?

El glaucoma es una de las enfermedades que más afectan la vista y, aunque se sabe que afecta sólo a los adultos, hay que hacer un importante señalamiento. Esta enfermedad también afecta la vista de los más pequeños y de no ser atendida a tiempo, podría ocasionar ceguera.

¿Qué es el glaucoma?

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Mayo Clinic lo define así: son afecciones oculares que dañan el nervio óptico. El daño se produce por presión más alta de lo normal en los ojos. Se sabe que este problema es una de las principales causas de ceguera en gente de más de 60 años. Aunque son los principales afectados, también puede aparecer en otros momentos de la vida.

Por desgracia, pocas veces se presentan signos de advertencia y el diagnóstico puede ser dado cuando la enfermedad ya ha progresado. De ahí la importancia de hacer exámenes oculares con frecuencia, para poder detectar a tiempo cualquier problema. Si el problema no se atiende, puede causar ceguera. Aún con tratamiento, aproximadamente 15 % de los enfermos quedan ciegos de un ojo.

Signos y síntomas

• En el glaucoma de ángulo abierto hay visión de túnel en las etapas avanzadas. Hay problemas con la visión lateral (periférica) o central y sucede en ambos ojos.
• El glaucoma agudo de ángulo cerrado implica dolor ocular, dolor de cabeza fuerte, vómito y náuseas. También puede haber visión borrosa, enrojecimiento de los ojos y halos alrededor de las luces.

¿Por qué se origina el glaucoma?

Como se dijo, es una lesión en el nervio óptico que causa deterioro gradual. Conforme pasa el tiempo, aparecen puntos ciegos en el campo visual. Se le relaciona con la presión ocular elevada, que sucede por la acumulación de líquido dentro del ojo. Cuando no se drena de manera correcta, el líquido aumenta la presión.

Hay que considerar que suele ser una enfermedad hereditaria.

Tipos de glaucoma

• Glaucoma de ángulo abierto. Es la forma más común de la enfermedad. El ángulo entre la córnea y el iris está abierto, pero la malla trabecular está bloqueada. La presión ocular aumenta y daña el nervio óptico.
• De ángulo cerrado. Sucede cuando el iris sobresale hacia adelante para bloquear el ángulo formado por la córnea y el iris. El líquido deja de circular por el ojo y eso aumenta la presión. Si el ángulo de drenaje es estrecho, eso aumenta el riesgo. Puede suceder de forma repentina (glaucoma de ángulo cerrado agudo) o gradualmente (glaucoma de ángulo cerrado crónico).
• De tensión normal. El nervio óptico se daña aunque la presión del ojo esté dentro de lo normal. Posiblemente se deba a que el nervio óptico es sensible o llegue menos sangre a esa zona. 
• Glaucoma pigmentario. Los gránulos de pigmento del iris se quedan en los canales de drenaje y bloquean la salida del líquido. 
• Glaucoma infantil/juvenil. Los bebés o los niños lo padecen. Puede ser congénito o presentarse en los primeros años de vida. Si se obstruyen los drenajes, se daña el nervio óptico o por algún trastorno médico no diagnosticado.

¿Qué es el glaucoma juvenil?

La World Glaucoma Association señala que afecta a los adolescentes o adultos jóvenes. Sus síntomas son parecidos a los del glaucoma de adulto. La versión juvenil es amenazante para la visión, pues los niveles de presión intraocular tienden a ser más altos.

No es una enfermedad frecuente, pero sí es importante que los pequeños también se hagan una revisión. Sobre todo si tienen antecedentes familiares con el problema de glaucoma.

Glaucoma Research Foundation señala que además del glaucoma juvenil (a partir de los 3 años de edad), hay otros que afecta a los pequeños desde el nacimiento hasta los 3 años (glaucoma congénito primario).

En el caso del glaucoma juvenil, pueden no presentarse síntomas. Sin embargo, puede haber molestias oculares: sensibilidad a la luz, pérdida de la visión, problema para adaptarse a la oscuridad, dolor de ojos o de cabeza y ojos rojos.

¿Se puede prevenir el glaucoma?

Hay algunas cosas que puedes hacer para saber si tu estado de salud está en óptimas condiciones. En el caso de los ojos:

• Conocer los antecedentes familiares.
• Realizar actividades físicas de manera segura.
• Examen con dilatación ocular.
• Proteger los ojos en todo momento.
• Usar gotas oftálmicas con prescripción.