¿Cómo se diagnostican los linfomas?

Muchas personas que sufren de cáncer del sistema linfático, permanecen sin diagnóstico durante mucho tiempo porque no conoce sus síntomas.

Entre los signos del linfoma se incluyen crecimiento de los ganglios que suelen provocar dolor; bultos en el cuello, las axilas o la ingle; baja repentina de peso, fiebre continua; sudoración excesiva durante la noche, comezón extrema en todas las partes del cuerpo, rápida pérdida del apetito; cansancio o sensación de fatiga, debilidad a pesar de comer regularmente; el cuello y cara hinchados, junto con la falta de aire.

Aparte del sistema linfático, los expertos dicen que el linfoma puede también presentarse en otras partes del cuerpo u órganos como el estómago. Así, cuando al menos tres de estos síntomas se hacen persistentes, lo mejor sería consultar a un médico.

Opciones para el diagnóstico de linfoma

La mayoría de las pruebas y procedimientos comunes incluyen biopsias, sabiendo el tipo de linfoma y otras pruebas similares.

Biopsia

Ésta se considera como el primer paso en el diagnóstico de linfoma. Por lo general, los médicos practican lo que llaman biopsia por escisión, en la que toman una pequeña muestra del tejido de los órganos afectados o de los ganglios del paciente.

Una vez que se tiene la muestra, el patólogo la examinará bajo el microscopio para saber si el paciente tiene cáncer que podría causar linfoma.

El tipo más común de la biopsia es la de ganglio linfático. Sin embargo, cuando las células cancerosas afectan a zonas como el cerebro, la piel, el abdomen o el estómago, debe hacerse una biopsia del órgano afectado.

Cómo determinar el tipo de linfoma

Una vez que se ha hecho la biopsia, lo siguiente sería la forma de determinar el tipo de linfoma que hay. Existen más de 20 tipos de linfoma, pero todos se inscriben en dos categorías que incluyen  el de Hodgkin o linfoma no Hodgkin.

Esto puede ser determinado por el patólogo, una vez que ha examinado la muestra del tejido.

Las pruebas después del diagnóstico

Después que se ha determinado el tipo de linfoma, deberán hacerse una serie de exámenes muy importantes para poder conocer exactamente la magnitud de las células cancerosas, dónde se han diseminado y el daño potencial al órgano afectado.

Otras pruebas pueden incluir de médula ósea y PET para el linfoma, entre otros. Estas son cruciales para el paciente para que se someten a tratamientos necesarios que harían su condición mucho mejor.