Insomnio más nocivo de lo que parece

Uno, dos, tres borregos… Una noche más sin poder conciliar el sueño. Cuarenta por ciento de la población mundial lo padece de forma crónica o intermitente, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se trata del insomnio, uno de los trastornos del sueño más comunes, responsable de un significativo número de accidentes laborales, domésticos y de tráfico que ocurren cada año.

La Fundación Norteamericana del Sueño (NSF, por sus siglas en inglés) lo define como síntoma o dolencia de sueño insuficiente, intranquilo, de mala calidad o no restaurador que puede provocar el deterioro de la alerta, de la memoria y del estado de ánimo de una persona.

Tipos de insomnio

En épocas de estrés, por la pérdida del trabajo o de un ser querido, debido a condiciones médicas o físicas puntuales, el insomnio es normal; pero si se repite por más de 15 días o un mes, es recomendable consultar al médico.

El Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias de México identifica tres tipos:

-El insomnio de conciliación: cuando hay dificultad para empezar a dormir

-El de mantenimiento: cuando la persona se duerme fácilmente pero se despierta con frecuencia durante la noche

-Y el terminal: cuando se duerme durante la noche, pero se despierta demasiado temprano y no puede volver a dormir.

Lo que no se debe hacer cuando se tiene insomnio

El insomnio orilla a muchas mujeres y no pocos hombres a tomar pastillas para dormir sin control médico, o a beber alcohol para poder conciliar el sueño.

Ninguna de las dos alternativas son recomendables: en el primer caso, las pastillas pueden ayudar a dormir en un principio pero después de algunas semanas el cuerpo se acostumbra a ellas y dejan de funcionar; en cuanto al alcohol, intoxica el cuerpo, puede crear dependencia y evita que se llegue a las etapas profundas del sueño.

Una de las mejores alternativas para quien padece insomnio es visitar al médico, y dependiendo de las causas, orientará y determinará el tipo de medicación que conviene.

El insomnio sin tratamiento, acota la NSF, puede ocasionar somnolencia durante el día, mal rendimiento laboral, dificultades con la memoria y, desde luego, incapacidad para disfrutar de la vida.