¿Qué tanto nos parecemos a las moscas?

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¿Cómo es la reproducción de moscas? Machos y hembras de la especie Drosophila melanogaster, mejor conocida como  “mosca del vinagre”, vuelan constantemente a nuestro alrededor; son insectos silvestres que se han adaptado al ambiente. Estas características los hacen muy útiles en investigaciones científicas relacionadas con los genes.

 

Los genetistas necesitan principalmente moscas mutantes. Aunque existen en la naturaleza, tales insectos son raros y la posibilidad de encontrarlos es escasa, por ello, surge la necesidad de contar con un lugar en donde este tipo de organismos estuviera disponible; y ahí inicia una aventura que lleva más de tres décadas.

 

La impulsora es la doctora Patricia Ramos, quien fundó en 1979 un banco de cultivo de moscas dentro de la Facultad de Ciencias de la UNAM.

 

La colección de mutantes consta de especies donadas por los bancos del Instituto Tecnológico de Kyoto, de las universidades de Indiana, Arizona y San Diego; además de otras construidas dentro del propio banco universitario. También cuenta con una variedad de moscas de las familias Drosophilidae y Phoridae, que comparten algunos hábitos alimenticios con los humanos.

 

La “mosca negra”, por ejemplo, es carnívora y útil en estudios que tratan de explicar cómo nuestro organismo se adaptó a la ingesta de carne. La “mosca de la fruta” es otra especie apreciada por los investigadores. Es el gusanito que podemos encontrar al abrir un mango. Seguirla y analizarla es relevante, debido a que se convierte en plaga y genera pérdidas en la producción frutal.

 

Pero la más atractiva para los científicos es la “mosca del vinagre”. Vive en nuestro ambiente y, al igual que a los humanos, le gusta la fruta. La doctora Ramos señala que este parecido es muy útil, pues algún investigador podría usarla como modelo para indagar el posible efecto de los frutos transgénicos en los humanos.

 

Además, este modelo animal sirve en el estudio de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson y el Alzheimer; asimismo, en el análisis de conductas como el cortejo y la agresividad; y en la evaluación de tratamientos farmacológicos.

 

Otra de las ventajas de estudiarlo es el acceso a grandes cantidades. Una hembra fértil es capaz de producir 500 insectos en tan sólo 10 días. Cada uno llega a vivir de días hasta meses en un ambiente a 25°C, lo cual permite agilizar el tiempo de las investigaciones y explorar efectos en la longevidad.

 

Desde 1997, el Banco de Moscas de la FC está registrado como Drosophila Stock Center México ante los principales centros de cultivo a nivel mundial.

 

Los proyectos genoma mostraron que el genoma del humano y de la mosca comparten casi el 70% de los genes. Lo curioso es que algunos de los genes compartidos están asociados a enfermedades humanas. Esto ha permito a los investigadores entender los mecanismos genéticos de diferentes trastornos a través de las moscas.

 

Para saber y conocer más de las moscas se puede consultar la página: https://bancodemoscas.fciencias.unam.mx/

Aclaracion:

El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, más no la ideología de Salud180.com

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