Psicoterapia a través del olfato
POR: Janet T.
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El sistema sensorial te pone en contacto con el medio ambiente que te rodea, está formado por la piel, músculos, articulaciones y los receptores del gusto, olfato, ojos y oídos. La información es recibida por los receptores periféricos antes de ser enviada al sistema nervioso central (SNC) para su evaluación. Esta evaluación elimina por inhibición selectiva aquellos contenidos extraños y se concentra en los estímulos importantes.
A la estimulación en estas áreas específicas corticales corresponde la interpretación como visión, gusto, audición, olfato, tacto y posición en el espacio. Aunque la percepción se lleva en la corteza se ignora cómo ocurre pero hay personas que son más sensibles que otras a los diferentes estímulos.
El sentido del olfato en el hombre no se encuentra tan desarrollado. Sin embargo, existen 4 olores primarios como posibles feromonas que son el sudor, espermático, de pescado y urinario todos producidos por el hombre.
Los olores llegan hasta el hipotálamo y al sistema límbico, por lo que el sentido del olfato y la conducta emocional están muy estrechamente relacionados, al igual que la alimentación.
Para la psicoterapia es importante el manejo de los sentidos, ya que a través de ellos se pueden manejar las emociones y recuerdos olvidados. El crear un ambiente acogedor y relajante se puede llevar a cabo por medio de aromas tranquilizadores como la lavanda (olfato) y una luz cálida (vista).
Dentro del manejo con el paciente si éste tiene bloqueada una experiencia puedes tratar de recrear el ambiente para evocar el suceso, esto es un olor agradable como el chocolate puede recordarle su infancia o un olor desagradable como el de medicina experimentar recuerdos dolorosos o de muerte.
Si esto no funciona se puede con los ojos tapados (el sentido del olfato se amplifica), puede ser más fácil que invoque un olor, que hable al respecto, que le recuerda y a partir de ahí, observar sus reacciones, posturas, gestos y todo aquello que nos trasmite con su lenguaje no verbal. Este puede ser el punto de inicio para la terapia a seguir. Aquí también se pueden involucrar los demás sentidos para apoyar el recuerdo.
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