¿Por qué no puedo llorar?

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El llanto es, de manera general, una forma natural para desahogar emociones y comprender nuestro dolor, pero también una manera de sacar el estrés y las tensiones que cada día se pueden presentar, pero en ocasiones una enfermedad autoinmune podría alterar ese proceso. Fuente: Photos.com
Salud180, El estilo de vida saludable

POR: J. Manuel Reyes

Editor de Salud180.com Aficionado a las nuevas ideas. Una palabra lo cambia todo.

13-03-2013

El llanto es de manera general, una forma natural para desahogar emociones y comprender nuestro dolor, pero también, es una manera de sacar el estrés y las tensiones que cada día se pueden presentar; en ocasiones una enfermedad autoinmune podría alterar ese proceso.

 

Por ello, pese a que se presenten suficientes motivos como para llorar, algunas personas no pueden hacerlo,  no porque que repriman sus sentimientos, sino que obedece a cuestiones físicas afectadas por dicha enfermedad autoinmune.

 

Esta peculiaridad puede deberse a la resequedad en el lacrimal, que no filtra más lágrimas, como comúnmente sucedería. Una de las causas de dicha resequedad ocular es el síndrome de Sjögren, de acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud (NHI) de Estados Unidos.

 

Esta afección pertenece al grupo de las denominadas enfermedades autoinmunes, debido a que se produce por una anomalía en el sistema inmunitario que, en este caso, identifica a las glándulas exocrinas como un agente extraño al organismo y las ataca a través de los glóbulos blancos.

 

De esta manera, se destruyen las glándulas que producen las lágrimas y la saliva, causando resequedad en la boca y en los ojos. Sin embargo, este trastorno puede afectar muchas partes diferentes del cuerpo, entre ellas, los riñones y los pulmones.

 

Como consecuencia, las personas que padecen este síndrome sufren de gran sequedad, una condición que, si bien no es mortal, afecta profundamente a su calidad de vida. De manera especial a mujeres entre los 40 y 50 años.

 

Otros síntomas del síndrome de Sjögren, pueden incluir fatiga, fiebre, cambio de color en la piel de manos o pies, dolor e inflamación en las articulaciones, así como en los ganglios linfáticos.

 

Aunque no se sabe si las causas de esta enfermedad autoinmune son genéticas, las últimas investigaciones han encontrado que una variante del gen STAT4, asociado con la artritis reumatoide, podría estar implicada en la enfermedad.

 

Por otro lado, los expertos no descartan que ciertas infecciones víricas, como la hepatitis C, disparen el desarrollo de la afección en personas con predisposición genética a la misma. Además, las mujeres afectadas por el síndrome tienen una producción de la hormona prolactina superior a la media y una de las principales manifestaciones es que parece que no pudieran llorar.

 

 

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