Memorias van, recuerdos vienen

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Detrás de las memorias más duraderas hay eventos emotivos para recordar/ Cortesía: Photos.com

Recordar no siempre aporta bienestar, en ocasiones se desea borrar eventos vividos, pero algunos se empeñan en recordar o en permanecer en la memoria del otro, como el escritor uruguayo Mario Benedetti confesó en un poema: “Mi táctica es quedarme en tu recuerdo, no sé cómo ni sé con qué pretexto pero quedarme en vos.”

 

Para los neurocientíficos, la capacidad humana de evocar experiencias pasadas es un proceso complejo, denominado “consolidación de la memoria”. Al aprender o adquirir información mediante los sentidos, una parte de esa información se desecha y otra se consolida y se mantiene como recuerdo por periodos variables de tiempo.

 

La información percibida estimula la liberación de neurotransmisores, que tienen efectos en los receptores de la membrana de comunicación entre neuronas (sinapsis). Ahí intervienen mecanismos intracelulares que permiten la producción de ciertas proteínas que desencadenan plasticidad sináptica a nivel celular, y forman redes neuronales junto con otras células, explicó Federico Bermúdez Rattoni, investigador del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.

 

La plasticidad sináptica y la formación de redes neuronales significan que la información captada mediante los sentidos modifica la comunicación entre las neuronas para consolidar la memoria.

 

Las personas incapaces de olvidar experiencias traumáticas muestran lo difícil que puede ser borrar una memoria consolidada, pues el hecho vivido modificó los circuitos neuronales a tal grado que parece imposible revertirlo. La escena se repite una y otra vez en la mente de los individuos, produciendo una sensación de intranquilidad.

 

En el Laboratorio de Neurobiología de la Memoria de dicho instituto, a cargo del doctor Federico Bermúdez, se estudia la acción de los neurotransmisores que intervienen en la formación de los recuerdos, tanto traumáticos como positivos y reconfortantes.

 

“Cada uno involucra cierto tipo de neurotransmisores, que inducen mecanismos distintos dentro de las células y establecen diferentes circuitos. Ante un evento novedoso se libera acetilcolina y dopamina. Para consolidar una memoria como emocionalmente traumática se requiere que las neuronas produzcan ácido glutámico”.

 

El investigador y sus colaboradores han identificado la liberación de estos neurotransmisores mediante experimentos con animales. Mediante un proceso llamado microdiálisis, colocan membranas en el sistema nervioso central y miden la liberación de neurotransmisores en el instante en que ocurre la conducta e identifican cuáles se producen en un determinado momento.

 

La consolidación de la memoria es un proceso ampliamente estudiado en diferentes laboratorios del mundo. Los hallazgos concluyen que detrás de las memorias más duraderas hay experiencias emotivas, pues además de los neurotransmisores, estas situaciones estimulan la producción de hormonas, principalmente la noradrenalina.

 

Por tanto, el especialista señaló que las personas pueden modificar su historial de memorias, cada vez que se evoca un recuerdo, este es susceptible de ser modificado, siempre y cuando se agreguen elementos nuevos.

 

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