La limpieza del hogar, más que un asunto doméstico

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En México existen trabajadoras domésticas que atienden a una familia por casi 24 horas, sin descanso ni prestaciones / Fuente: Photos.com

La sala ordenada, las camas tendidas, la ropa lavada, la comida lista y todo impecable. Tras 12 horas de trabajo, Laura solo quería su pago. Al dirigirse a la puerta, la señora para quien trabajaba le dijo que debía cuidar a los niños mientras ella y su esposo salían a cenar y que le pagaría al volver. No había más, necesitaba el dinero y tuvo que quedarse.

 

Ocultos en la privacidad del hogar, suelen enfrentar abusos, explotación, y violaciones a los derechos humanos. Mujeres, niños e indígenas en situación de pobreza y sin acceso a la educación constituyen la gran mayoría de los trabajadores domésticos.

“Son sectores vulnerados. Se les mantiene en situaciones de explotación y marginación que al sistema económico y político le interesa preservar”, comenta la académica de la UNAM Gloria Ramírez

 

También se consolida una estructura patriarcal, autoritaria y misógina que exige a las mujeres tareas justificadas como naturales cuando no lo son.

Gloria Ramírez, coordinadora de la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos, con sede en la Facultad  de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, detalló que las garantías individuales son principios y facultades que todos tenemos para avalar nuestro desarrollo como individuos y pueblos. “Deben quedar establecidos en normativas nacionales e internacionales para que puedan exigirse y funcionar”.

 

Datos de la Organización Internacional del Trabajo indican que los empleados domésticos se encuentran entre los más explotados y maltratados del mundo. Sobre todo mujeres y niñas, aunque los hombres no están excluidos.

En México hay mujeres que sirven a una familia por casi 24 horas, sin prestaciones laborales y a veces se les paga solo con casa y alimentos. “Es lo que se llama nueva esclavitud”, explica la investigadora.

 

Las empleadas domésticas migrantes son aún más vulnerables debido a su inseguridad jurídica, la migración irregular las vuelve presa fácil de violaciones a sus derechos humanos.

La también presidenta de la Academia Mexicana de Derechos Humanos agregó que aunque existen trabajadoras del hogar que ganan más que una obrera, no tienen prestaciones de ley.

 

Sin embargo, reconoció el surgimiento de organizaciones de empleadas domésticas que han presentado iniciativas al Congreso mexicano para defender sus derechos y recibir un trato digno.

Algunos especialistas consideran que estas injusticias ocurren porque ni trabajadores domésticos ni empleadores, conocen sus derechos y obligaciones. “Se requieren reformas a la Ley Federal de Trabajo para dar reconocimiento a los derechos de los empleados del hogar y sanciones a su incumplimiento. Es importante tomar conciencia de los derechos, pero más aún actuar en consecuencia”, concluye Gloria Ramírez.

 

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