Herpes zoster, el virus silencioso

El herpes zoster es una enfermedad infecciosa frecuente que suele curarse espontáneamente en buena parte de los casos. Sin embargo, entre 9 y 14% de los pacientes sufre su peor secuela: el dolor crónico o neuralgia posherpética.

A pesar de que el sector más afectado es el de las personas adultas mayores, se estima que 20% de la población padece esta enfermedad en algún momento de su vida y cada año entre 1 y 5 habitantes de cada mil la contraen.

El tratamiento precoz con antivirales previene la aparición de esta complicación que también es conocido por el nada agradable nombre de culebrilla.

En opinión de la doctora Aurora Guerra, profesora de Dermatología de la Universidad Complutense de Madrid, se trata de una enfermedad muy frecuente de la piel provocada por el virus conocido como varicela-zoster, que se encuentra entre los agentes infecciosos más extendidos del mundo.

El primer contagio con el virus varicela zoster provoca la conocida varicela. Una vez superada esta enfermedad, el virus permanece latente en los ganglios nerviosos, desde donde puede volver a manifestarse descendiendo por los nervios correspondientes y llegando a la piel.

Ardor, úlceras y costras

El primer síntoma generalmente es de dolor en un sólo lado del cuerpo, sensación de hormigueo o ardor. Estos pueden ser intensos y generalmente se presentan antes de que aparezca cualquier erupción.

En la mayoría de los casos se forman parches en la piel, seguidos de pequeñas ampollas que cuando se rompen, forman pequeñas úlceras que comienzan a secarse y forman costras, las cuales se caen en dos a tres semanas.

La erupción puede comprometer la cara, los ojos, la boca y los oídos; los síntomas adicionales pueden abarcar: dolor abdominal, escalofríos, dificultad para mover algunos de los músculos en la cara, caída del párpado, fiebre y escalofríos.

Además manifiestan la sensación de malestar general, lesiones genitales, dolor de cabeza, pérdida parcial de la capacidad auditiva y dolor articular; pérdida del movimiento del ojo, inflamación de los ganglios linfáticos, problemas en el sentido del gusto así como en la visión.

Posibles tratamientos

El principal objetivo del tratamiento del herpes zoster y sus complicaciones es la interrupción de la síntesis del ADN del virus, con el objetivo de detener su multiplicación.

En la actualidad, existen tratamientos antivíricos específicos y eficaces que controlan esta síntesis y que han demostrado una reducción media en 60 días de la duración del dolor asociado al herpes zoster en pacientes mayores de 50 años y una disminución de la incidencia de la neuralgia posherpética de hasta 8%, afirmó la dermatóloga Guerra.