Fatiga crónica afecta más a mujeres

El síndrome de fatiga crónica es una afección muy difícil de diagnosticar y que no se acaba de entender por completo. A pesar de tratarse de un problema físico, también tiene componentes psicológicos. De hecho, distintas personas con este síndrome pueden presentar síntomas diferentes.

En realidad no se conocen las causas, pero los médicos creen que la forma en que interactúan ciertas afecciones con el cuerpo y la mente puede predisponer a algunas personas a padecerlo. Se presenta en todo tipo de personas; sin embargo, las mujeres presentan un mayor índice.

Se considera que las infecciones, los problemas del sistema inmunológico y el estrés, pueden predisponer e interactuar para que una persona desarrolle la fatiga crónica. También se ha descubierto que algunas personas con este síndrome tienen un tipo de hipotensión, por lo que puede existir una relación.

Puesto que esta enfermedad puede ser difícil de diagnosticar, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han establecido dos criterios para guiar a los médicos en el diagnóstico:

1. Fatiga inexplicable que dura seis meses o más.
2. Cuatro o más de estos síntomas: problemas de concentración y memoria a corto plazo, dolor de garganta, ganglios linfáticos inflamados y dolorosos al tacto, dolor muscular, articular en ausencia de inflamación o enrojecimiento o de cabeza más fuerte o distinto del habitual; sueño reparador (es decir, no sentirse descansado ni siquiera después de dormir), y cansancio o agotamiento que dura más de 24 horas después de hacer ejercicio físico.

Para conocer un poco más de este síndrome, en Salud180 te presentamos un video del Dr. Joaquín González, del Hospital Austral, donde nos explica acerca de la fatiga crónica:

Una vez identificado tu problema, los especialistas te administrará un tratamiento adecuado a tus necesidades; además, se recomienda acompañarlo de ejercicio gradual, alguna técnica de control y reducción de estrés (como yoga), alimentarse sanamente (evitar comidas copiosas, el alcohol, la cafeína y grandes cantidades de comida chatarra), y considerar algunas terapias alternativas como reiki y acupuntura. Todo ello con el debido asesoramiento de los médicos.
 

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