Raspones, golpes y resbalones a los que seguro sobreviviste si tienes más de 30

Instantes que nos llenaban de adrenalina pura. Aventarse en una calle inclinada a bordo de una avalancha, sin algo para protegerte más que tus manos, para de repente salir proyectada al brincar un tope o caer en un bache. Raspones y moretones eran el pan de cada día.

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Bien dicen que "recordar es volver a vivir" y seguro recodarás con alegría y algo de nostalgia aquellos raspones, golpes y resbalones a los que sobreviviste durante tu infancia. 

¿Cuántos recuerdos tienes corriendo con tus amigos en el parque a la mitad de una tormenta, sin preocuparte por un resfriado (por lo menos)?

Los raspones por derraparte de rodillas en la calle jugando a la pelota, los chipotes en la frente por querer atrapar a alguien con los ojos vendados y estrellar la cabeza en la pared, el brazo roto por subir al último estante del armario para aventarte desde ahí a la cama pero terminar rebotando hasta el piso.

Hasta los tropezones que te dabas por lucirte al jugar resorte o con las cuerdas brillantes, que vaya que se pusieron de moda en los noventas.

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O ese momento imborrable cuando por fin tuviste esa bicicleta de barbie o de power ranger o ese par de patines que tanto anhelabas y con los que te caíste un sinfín de veces. 

Todo suena a deporte extremo, combinado con entrenamiento infantil de guerreros y guerreras vikingos, pero era lo cotidiano para todos si ya rebasamos los treinta años en la actualidad.

Un compendio de remedios caseros era necesario en cada hogar por la alta frecuencia con la que los incidentes sucedían; miel de abeja para los golpes en la cabeza, árnica para los moretones, Merthiolate rojo a montones para los raspones.

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¿Tú recuerdas haber tenido una lesión en tu infancia por jugar sin el menor de los cuidados y haber sobrevivido para contarlo? ¿Qué anécdotas recuerdas? #DíaDelNiño