¿Qué es una crisis glaucomatosa? Cómo detectar el glaucoma sin llegar a ella… ni a la ceguera

El glaucoma es considerado una de las causas más comunes de ceguera en el mundo. Pese a su importancia, aún hay cosas que no todos conocemos sobre él. Te contamos qué es una crisis glaucomatosa y cómo identificar el glaucoma sin llegar a ella.

De acuerdo a la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, glaucoma se refiere a un grupo de afecciones oculares asociadas al aumento de la presión en el ojo o intraocular, lo cual deriva en el daño al nervio óptico.

Para saber cómo identificarlo, prevenirlo y conocer más sobre esta afección ocular, en Salud180 platicamos con el Dr. Enrique Alvarado, oftalmólogo especialista en glaucoma y segmento anterior, y presidente del Colegio Mexicano de Glaucoma.

¿Qué causa el glaucoma?

El glaucoma es causado por el daño al nervio ocular, como consecuencia del aumento en la presión intraocular. Esto ocurre, ya sea porque el ojo produce mucho líquido o la salida de este (humor acuoso) no es la adecuada.

Al elevarse la presión en el ojo, el nervio óptico se comprime, por lo que empieza a morir. Esto es importante, porque es el encargado de llevar las imágenes que llegan al ojo, hasta el cerebro; si esta conexión no funciona, habrá una pérdida visual, e incluso ceguera, en etapas tardías.

Debemos tener en cuenta que existen dos familias de glaucoma, como explica el Dr. Alvarado: el glaucoma de ángulo abierto y el de ángulo cerrado, siendo más común el primero, abarcando alrededor del 75 al 80 por ciento de los glaucomas.

¿Quiénes corren más riesgo de desarrollar glaucoma?

Como en la mayoría de las enfermedades, existen factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar glaucoma. Uno de ellos, es la edad, pues suele presentarse en personas mayores de 40 años, aunque no es exclusivo.

Como explica el especialista, aunque son una minoría, existen casos de glaucoma congénito, es decir, bebés que nacen con él, y de glaucoma juvenil en menores de 40 años. Pero además de la edad, influyen otros, como tener una presión intraocular elevada y antecedentes heredo-familiares, en especial del lado materno.

Por otro lado, pacientes con miopías altas (arriba de 5 o 6 dioptrías) y personas hispanas o afroamericanas, corren mayor riesgo de un glaucoma de ángulo cerrado, mientras que las de raza asiática o hipermetropías altas (arriba de 4), tienen más riesgo de glaucoma de ángulo cerrado.

Finalmente, tener una córnea delgada, diabetes y/o hipertensión, también influye.

¿Cuál es la diferencia entre glaucoma de ángulo abierto y cerrado?

Aunque el glaucoma de ángulo abierto es más común, el Dr. Alvarado señala que, en cuanto a las crisis agudas, el de ángulo cerrado puede llevar a una ceguera más rápido. Esto tiene que ver con la presión intraocular que manejan los pacientes.

Para entenderlo, es importante conocer que en el ángulo iridocorneal, es decir, entre la córnea y el iris, está la malla intraocular, una especie de alcantarilla encargada de sacar el humor acuoso.

En el glaucoma de ángulo abierto, esta se encuentra un poco tapada, pero el líquido sigue fluyendo. Al haber este flujo, las presiones no son tan altas, es decir, de una presión intraocular normal de 10 a 21, se encuentran de 21 a 23, lo que en México se considera ya un glaucoma.

En contraste, en un glaucoma de ángulo cerrado, al estar cerrado este ángulo, la “alcantarilla” está tapada, por lo que el líquido no sale. Esto puede llevar a una crisis glaucomatosa, donde la presión intraocular sube a 35 o 40 de golpe, lo que provoca diferentes síntomas.

En estos casos, se requiere un tratamiento agudo, pero el especialista señala que la gran mayoría de estos pacientes, están destinados a la cirugía en un corto plazo.

¿Qué es una crisis glaucomatosa?

Una crisis glaucomatosa o glaucoma agudo, es una elevación de la presión intraocular por una obstrucción repentina del sistema de drenaje que libera el humor acuoso, aunque se trata de una situación menos frecuente, es considerada una emergencia médica.

Estas crisis se presentan en casos de glaucoma de ángulo cerrado. Como explica el Dr. Alvarado, son pacientes que llegan al consultorio de forma urgente, por un dolor repentino en el ojo y, al examinarlos, se detecta el bloqueo. Esta es la forma como muchas veces se diagnostica este tipo de glaucoma.

Además del dolor intenso en el ojo e incluso cabeza, otros síntomas de esta crisis, son: alteraciones visuales, como visión borrosa con percepción de halos en las fuentes de luz; ojos rojos; náuseas y vómitos; decoloración del iris; pupila dilatada. 

¿Cómo saber si tengo glaucoma?

Lo ideal, es prevenir las crisis glaucomatosas, además de los daños a la visión a largo plazo. Lamentablemente, el glaucoma de ángulo abierto (el más común) es una enfermedad silenciosa, pues en etapas tempranas no presentas síntomas, estos empiezan a ser leves en casos moderados.

Sin embargo, muchas veces lo detectamos cuando perdemos la visión y ya es tarde, pues no es posible recuperar lo perdido De hecho, como explica el especialista, en México, del 50 al 60 por ciento de los pacientes con glaucoma, no lo sabe.

Por esa razón, es importante hacer consciencia sobre la importancia de las revisiones oftalmológicas, pues de esta forma se puede identificar en etapas tempranas. Asimismo, si comienzas a notar puntos ciegos en tu visión lateral, acude a tu médico, pues podría ser señal de que el glaucoma de ángulo abierto avanza.

¿Cada cuánto hacerse una revisión oftalmológica?

Lamentablemente, el glaucoma no se puede prevenir o evitar, si ya traemos esa carga genética. Lo mejor que podemos hacer para evitar que termine en la pérdida de visión, es detectarlo en las fases tempranas con una revisión oftalmológica.

En el caso de las personas que no tienen factores de riesgo, estas se recomiendan a partir de los 40 años, de forma anual. Pero si tienes antecedentes heredo-familiares, debes hacerlo antes, incluso a los 20, 25 o 30 años.

Sin embargo, es importante recalcar que las revisiones oftalmológicas deben ser un hábito desde pequeños, pues el glaucoma no es el único que puede afectarnos. En el caso de los menores, está la ambliopía, que de no detectarse y tratarse, puede llevar a la pérdida de visión de un ojo.

¿Cómo se trata el glaucoma?

De acuerdo al Dr. Alvarado, el objetivo en el tratamiento del glaucoma, es que su progresión sea lo más lenta posible. Es decir, si bien con la edad se van perdiendo fibras nerviosas, l se busca es que no se pierdan un exceso por el glaucoma.

Para eso, existen tratamientos a base de gotas, láser y quirúrgicos. Si bien antes se comenzaba con gotas, actualmente se puede iniciar con gota o láser. Si no es suficiente, se agrega otra gota y así sucesivamente. Iniciar con láser, no solo se ayuda a que salga el humor acuoso, sino que se evitan los efectos secundarios de las gotas.

El láser, funciona haciendo un orificio en el iris para una mejor circulación o limpiando la malla trabecular para un mejor flujo. Sin embargo, debemos tomar en cuenta que no todos los pacientes son candidatos al láser, por lo que tu médico es quien indicará el mejor tratamiento.

En el caso de las cirugías, se realizan en etapas avanzadas, cuando no hay respuesta al tratamiento o en casos como el glaucoma congénito.

Estas se basan en una derivación para la salida del humor acuoso, ya sea a través de un bypass o una trabeculectomía, donde se hace un túnel para que el líquido pueda salir y acumularse debajo de la conjuntiva, para que los vasos epiesclerales lo reabsorban y baje la tensión.

El glaucoma, puede ser un enemigo invisible que robe tu visión. Evítalo detectándolo a tiempo, no esperes a que el dolor aparezca o la pérdida de visión, acude de forma regular con tu oftalmólogo.

No olvides guardar este contenido en Pinterest y seguirnos en Facebook para encontrar más contenido saludable.