¿Tienes rodilla de saltador? El dolor no conoce altura

Las rodillas son un tema de conversación común... más para bien que para mal. Entre todos los problemas que afectan a las pobres, se encuentra uno que quizá sea el culpable de tu malestar y tú ni en cuenta. Sigue leyendo y descubre si tienes rodilla de saltador, no importa qué tan alto llegues.

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Si tu frase favorita es: “Yo iba a ser..., pero me fregué la rodilla”, entonces formas parte del grupo de personas que sufren de dolor de esta articulación sin importar su edad. Y es que, al ser la articulación más grande del cuerpo y soportar prácticamente todo nuestro peso, están expuestas a mayor daño.

Existen muchas lesiones y padecimientos que pueden dañar una rodilla, desde una fractura o lesión del ligamento cruzado anterior, hasta gota o artritis (conoce las diferencias entre artritis reumatoide y osteoartritis). Una que es muy común entre deportistas, es la rodilla de saltador y nada tiene que ver con lo que practican.

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Rodilla de saltador, ¿cómo identificarla?

El nombre coloquial nos da una clave sobre a qué se refiere, pues suele afectar a personas que practican deportes que incluyen saltos o correr, como atletismo, basketball, voley, gimnasia y futbol; médicamente se conoce como tendinitis rotuliana.

De acuerdo a la Revista Médica de Costa Rica y Centro América, hablamos de una inflamación o lesión del tendón rotuliano, que une la rótula a la tibia. La causa más común es una sobrecarga, movimientos repetitivos que provocan daño o irritación en los tejidos, de ahí que sea común en atletas, aunque no exclusivo.

¿Cómo saber si la tienes? Si sufres dolor, en especial debajo de la rótula al empezar o terminar tu actividad física, rigidez en rodilla, dolor al flexionar o debilidad, debes consultar a tu médico, pues corres el riesgo de que empeore y no te permita realizar movimientos cotidianos que impliquen la flexión de tu rodilla.

Es muy importante atenderlo, pues de lo contrario, podrías causar un mayor desgarre en el tendón, corriendo el riesgo de terminar en una cirugía. Así que evita hacerte la fuerte y seguir entrenando cuando tu cuerpo te pide a gritos parar.

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El tratamiento depende mucho del grado de la lesión, sin embargo, el Rady Childrens Hospital San Diego, explica que en casos leves y moderados, bastará interrumpir el ejercicio, aplicar hielo para aliviar la inflamción y dolor, así como el uso de una banda de soporte y medicamentos antiinflamatorios.

Asimismo, puede incluir masajes, rehabilitación para fortalecer los músculos cercanos, así como inyecciones para desensibiliar las terminaciones nerviosas. Si la situación es grave, aunque no es lo más común, requerirás cirugía. La paciencia es clave para tu recuperación, pues el tiempo de sanación va desde un par de semanas a meses sin actividad intensa.

Ahora ya lo sabes, es muy importante poner atención a tu cuerpo, y darle un descanso cuando te lo pida. Además, si practicas un deporte, no olvides seguir todas las indicaciones de tu entrenador para evitar causarte daño.