Puntos blancos en la cara podrían ser señal de parásitos

Cuando uno observa su rostro en el espejo puede pensar cualquier cosa. Las arrugas se notan más, hay manchas donde antes no había, hoy apareció un grano nuevo…pero jamás meditamos, “veo más Demodex”. Criaturas de ocho patas que viven en nuestros poros. 

Y no lo meditamos por dos sencillas razones. La primera, se trata de ácaros. Parásitos que florecen en la piel, en otras palabras, microrganismos diminutos invisibles al ojo humano. Segundo, ¿quién puede imaginar que en nuestra cara hay seres vivos comiendo, teniendo sexo y muriendo?

¿Qué son estos parásitos de la piel? 

De acuerdo a una investigación publicada en la revista especializada ScienceDirect, el cuerpo adulto de un ácaro de esta especie, llega a medir entre 250 a 400 μm (micrómetros). Su abdomen es estriado y alargado. 

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Suelen colonizar los folículos pilosos de pestañas, glándulas sebáceas de cabeza y cara. En resumen, viven felices en tus mejillas, frente, nariz, mentón y surcos del labio. Aunque no solo pasan su vida, se les ha relacionado con un par de problemas: 

1- Acné
2- Seborrea
3- Rosácea
4- Pigmentación de la piel
5 Pitiriasis o la atrofia dérmica

Sin embargo, no es el único vínculo poco positivo que tiene. La Pontificia Universidad Católica de Chile señala que el exceso de de Demodex está relacionado con el desarrollo de Blefaritis; una enfermedad oftalmológica en la que hay una inflamación crónica del reborde de los párpados. 

Dato interesante: en tu cara existen dos tipos de Denomex, el número uno es Folliculurom que se suele esconder en tus poros y el segundo es el Brevis que gusta por existir en las glándulas grasosas de la dermis humana. 

Por otro lado, estos inquilinos no son tan nuevos. Lo creas o no se tiene una idea de su existencia desde el año de 1942, por medio de una cerilla humana donde se encontraron rastros de ellos. 

Antes de terminar y para que lo tomes en cuenta. Si bien los Demodex son “normales” en nuestro cuerpo, su infestación puede ser el resultado del contacto humano- humano, o de frotar nuestro cuerpo con toallas, peines y ropa de cama. 

Sí, no hay escapatoria. Aunque una buena higiene personal puede hacer que estos amigos no se vuelvan un verdadero problema para la salud.