Diferencias entre gastritis y reflujo. No todo el ardor es igual
POR: Salud180.com
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Terminas de cenar y sientes un ardor extraño, esa sensación que te recuerda que ya no eres tan joven... o al menos no tan resistente a algunos alimentos y malos hábitos. ¿Pero sabes exactamente de qué va tu malestar? Conoce las diferencias entre gastritis y reflujo, no todo el ardor es igual.
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Si me lo preguntan, entre mi top de los peores malestares, sin duda están los relacionados con el estómago... O así lo pienso por mis constantes episodios de gastritis y colitis. Sí, sin duda pertenezco a ese grupo de personas que pasados los 30 tienen una gran lista de alimentos y hábitos prohibidos porque “me dan gastritis”.
Soy afortunada porque no sufro tanto de reflujo, sin embargo, la realidad es que tanto la gastritis como el reflujo son dos de los malestares estomacales más comunes. Pero cuál es la diferencia entre ambos, porque no, no son lo mismo.
¿Qué es la gastritis?
La respuesta más sencilla, es: una inflamación de la mucosa del estómago, la cual lo protege de los ácidos gástricos encargados de la digestión. De acuerdo a especialistas de Mayo Clinic, esta inflamación puede producirse por una infección bacteriana, el uso frecuente de analgésicos o beber demasiado alcohol (aquí otros efectos de beber en exceso).
Seguro ya te los sabes, pero algunos síntomas de la gastritis son: dolor, ardor o sensación de indigestión en la parte alta del abdomen, sensación de saciedad, náuseas e incluso vómito. Es común que mejore todo cuando comes, pero en ocasiones ni eso ayuda.
Afortunadamente, la mayoría de las gastritis no son graves y mejoran con tratamiento, sin embargo, es muy importante consultar a tu médico y no automedicarte, en especial si llevas más de una semana así, pues en casos graves, puede producir úlceras y aumentar el riesgo de sufrir cáncer de estómago.
Sobre si la edad influye, los especialistas dicen que sí, pero no a los 30. En realidad, se refiere a los adultos mayores, pues su revestimiento estomacal es más delgado. En cuanto al estrés, existe lo que se llama gastritis nerviosa (aprende a identificarla) por eso es importante intentar controlar el estrés y llevar una buena alimentación.
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Además, aunque suene increíble, de acuerdo al especialista, cerca del 70% de los mexicanos padecemos algún tipo de reflujo, lo cual tiene mucho que ver con nuestra alimentación, pero ¿qué es la Enfermedad por Reflujo Gatroesofágico (ERGE)?
Aunque generalmente lo conocemos sólo como reflujo, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, explica que el ERGE es una afección donde los contenidos estomacales se devuelven hacia el esófago, provocando acidez (evítala con estos 7 sencillos tips).
La causa principal es un “mal cerrado” o desgaste del esfínter esofágico, que impide que los alimentos suban desde el estómago. Algunos factores de riesgo son la obesidad, hernia hiatal, embarazo o retraso del vaciado estomacal... Ah, y fumar, el alcohol y la comida abundante o grasosa puede agravarlo.
A diferencia de la gastritis, que se presenta como un ardor en la “boca del estómago”, con el reflujo ocurre en el pecho, además de sentir un nudo en la garganta, dificultar para tragar o regurgitación agria. Eso sí, al igual que con la gastritis, un reflujo no tratado puede desencadenar complicaciones como estrechamiento del esófago, úlcera esofágica o esófago de Barret, el cual se asocia con un mayor riesgo de cáncer de esófago.
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Tratamiento
Otra de las razones por las que podemos considerarlos casi lo mismo, es que el tratamiento en casos leves puede ser similar, pues se basa en medicamentos que bloquean la producción de ácido, otros que disminuyen la producción, así como antiácidos. Sin embargo, es muy importante que un médico te los recete bajo un diagnóstico, pues existen diferentes tipos.
Ahora ya lo sabes, la diferencia básica entre la gastritis y reflujo, es que una ocurre en la mucosa del estómago, y otra en el esfínter esofágico, relacionándose con un daño al esófago. Pero sea de donde provenga tu “ardor”, no olvides atenderlo y hacer cambios en tu estilo de vida para reducir el riesgo.
