¿Cada cuánto debes lavar las cortinas para evitar enfermedades?

Las cortinas son un elemento importante de la decoración de nuestro hogar, pues nos dan privacidad y ayudan a regular el paso de la luz. Sin embargo, no basta con elegir unas bonitas o del color adecuado... Si tienes cortinas, seguro cometes este error.

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Aunque con el tiempo se han vuelto muy populares las persianas a la hora de regular el paso de la luz las diferentes habitaciones de nuestro hogar, lo cierto es que las cortinas de tela no pierden su lugar, en parte por la practicidad, economía, pero también por sumar cierta elegancia debido a la variedad de tejidos y estilos.

Sin embargo, aunque sean un elemento común, hay cosas que a veces pasamos de largo, pues las cortinas (y persianas), en especial las de telas gruesas, suelen acumular el polvo que puede volverse nocivo para la salud. De ahí se deriva uno de los errores más comunes de quienes las usan en su hogar.

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¿Cada cuánto lavas tus cortinas?

Es común olvidarnos de ellas, a mí sí me pasa, sin embargo, lo ideal es lavarlas cada 3 meses. Este periodo puede extenderse casi el doble, siempre y cuando al limpiar, les des una pasada con la aspiradora, así reducirás la acumulación de polvo. Claro, la excepción es cuando se ven muy sucias o están en la cocina, pues suelen absorber olores y grasa, por lo que es mejor lavarlas con más frecuencia.

Si bien esto es muy importante para la salud de todos en general, es indispensable si tú o alguien de tu familia sufre de alergias o asma. En ese sentido, especialistas de Mayo Clinic recomiendan, entre otras cosas, usar cortinas lavables hechas de algodón liso o tela sintética para poder mantenerlas limpias y reducir la exposición a alérgenos.

Entre éstos se encuentran los ácaros del polvo, que pueden empeorar los síntomas de estas afecciones, por lo tanto también se sugiere evitar las persianas que pueden acumular más polvo.

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La acumulación de polvo y la salud

Si bien el daño del polvo suele ser más evidente en quienes sufren problemas respiratorios, pues desencadenan sus síntomas, la realidad es que puede afectarnos a todos. Una de las razones es su composición.

Digamos que el polvo no sale de la nada, es la acumulación de células cutáneas humanas y de mascotas, ácaros de polvo, pero también puede incluir insectos descompuestos, material particulado del humo y la cocina, además de sustancias químicas. Incluso hay investigadores que relacionan la presencia de estos elementos al aumento de peso.

Por lo tanto, para proteger nuestras vías respiratorias y salud en general, o ideal es reducir la cantidad de polvo en lugares cerrados a partir de una buena limpieza, además de evitar usar zapatos en casa, pues los expertos señalan que son una fuente de contaminantes exteriores, entre ellos bacterias fecales.

¿Cómo te quedó el ojo? Ahora que ya sabemos que no basta con barrer y sacudir cada rincón para deshacernos de la “suciedad”, es momento de ponerle un poquito de atención a nuestras cortinas y darles su lavadita... Eso sí, primero averigua si puedes hacerlo en casa o requieren un cuidado especial.