Montar a caballo moldea tu figura

Montar a caballo exige un trabajo muscular muy importante a nivel de espalda y abdominales, sobre todo cuando se va en silla (paso, galope o trote sentado). Además, cuando se practica el trote de pie, se refuerzan también los músculos de las piernas (muslos, pantorrillas, etc.) y los glúteos. Por lo que es una excelente opción, como deporte, para moldear tu figura.

Por otro lado, en equitación tradicional, sobre todo en la doma, se insiste mucho en el mantenimiento de la espalda y los hombros, así como de una buena postura del busto, con lo cual puedes tonificar tus músculos y evitar la flacidez de los mismos.

En cuanto a desgaste energético, depende mucho del tipo de práctica que se realice. De paseo se quema pocas calorías porque el esfuerzo es mínimo. En recorrido con obstáculos y adiestramiento, el trabajo muscular se intensifica y empieza a ser significativo: entre 350-600 calorías por hora.

En cuanto a disciplina acrobática, la equitación refuerza también el sentido del equilibrio y mejora la coordinación motriz. Si se practica de forma regular y a largo plazo, fortalece tu capacidad cardiorrespiratoria.

Montar a caballo no es sólo bueno para el cuerpo, sino también para la mente. Para empezar, puede ayudarte a superar los miedos, a gestionar de mejor manera tus problemas, y a desarrollar la autoestima. Un caballo puede ser impredecible y hay que estar concentrado para manejar correctamente todas las situaciones.

Esta actividad, que tiene una disciplina muy definida, exige y desarrolla cualidades sólidas como la rectitud y autocontrol. Por lo cual, es una excelente opción que, además de beneficiar a tu figura, combate el estrés y depresión por que te brinda relajación.

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