Diferencias entre avena cruda y cocida, ¡no hay pretexto para no comerla!

La avena ha tomado fuerza gracias a diferentes tendencias que la han puesto en el top de nuestros desayunos, pues es saludable y se le atribuyen varios “milagritos”, como ayudar a reducir el colesterol y regular la presión. Pero, ¿cuáles son las diferencias entre avena cruda y cocida?

Yo ¡amo la avena! Confieso que la descubrí tarde (sí, lo acepto, fui víctima de la fiebre de las overnight oats), pues mi mamá no acostumbraba prepararla porque le parecía “babosa”, aunque la realidad es que, si le encuentras el punto, es deliciosa. Además, es barata, fácil de conseguir y rendidora.

Su popularidad se debe a que es muy nutritiva. Según el sitio Eroski Consumer, entre sus propiedades destaca su contenido de proteínas, grasas saludables, carbohidratos, fibra, tiamina (excelente para el sistema nervioso), hierro, potasio, magnesio, fósforo e incluso calcio.

Esto la hace un cereal imprescindible en nuestras vidas, pues no sólo nos da energía de la buena (esa que dura horas), además tiene increíbles beneficios para la salud, como éstos. Lo mejor es que se puede preparar en recetas saladas o dulces, cocida o cruda… Aunque aquí es donde surge la mayor duda: ¿hay una diferencia entre consumirla de un modo u otro?

Así como pasa con otros alimentos, la avena cruda conserva todos sus nutrientes intactos, en especial la fibra y proteínas. Su alto contenido de fibra soluble, la hace ideal para combatir el estreñimiento (en especial si la combinas con estos ejercicios), evitar picar ente comidas por la sensación de saciedad y mantener el colesterol bajo control.

Sin embargo, si bien no se pierde, sí se reduce cuando se cocina, algo que también pasa con las proteínas. Asimismo, si quieres aprovechar al máximo sus vitaminas y minerales, lo mejor es comerla cruda.

Ojo, cuando hablo de cruda no significa que te la comas seca a cucharadas, eso no sólo puede hacer que te ahogues, además traerle problemas a tu estómago para digerirla.

Lo ideal es mezclarla con alguna sustancia líquida o similar, como agua, jugo, leche o yogur, así será más digerible para tu cuerpo y absorberás mejor sus nutrientes. El punto no es que no se suavice, sino evitar el proceso térmico.

Tampoco es que sea lo peor del mundo cocinar la avena (así es como yo la consumo), pues no pierde completamente sus nutrientes, simplemente están presentes en un menor porcentaje, por lo tanto, podrás seguir disfrutando de sus beneficios.  

Un punto extra para la avena cocida es que es mucho más fácil de digerir, algo importante si tienes problemas digestivos, pues, para algunas personas, esto provoca una mayor sensibilidad para los alimentos altos en fibra, por lo tanto, podrías terminar con gases, inflamación, incluso estreñimiento.

Asimismo, su sabor y textura mejora cuando está cocida, por lo tanto, es más fácil que aquellos que la prueban por primera vez, la acepten. Prueba introducirte a este mundo con estas recetas de avena que cambiarán tu cuerpo.

En conclusión, si bien podríamos decir que la avena cruda es más rica en nutrientes, la realidad es que tanto cruda como cocida, es buena para tu salud y aparato digestivo, especialmente si la remojas. Eso sí, siempre prefiere la integral, en lugar de aquella procesada o instantánea y, claro, evita atiborrarla de muchos toppings, especialmente aquellos altos en azúcar.

Y si necesitas bajar unos kilitos, la avena también puede ser tu aliada. En el siguiente video te decimos cómo.