Descubre tus motivaciones para bajar de peso

Para lograr los objetivos de nuestra vida todas las personas tenemos dos motivaciones básicas: buscar el placer y evitar el dolor. Por ello, mientras no descubramos cuáles son nuestras verdaderas motivaciones para perder peso es muy probable que vayamos de una dieta a otra sin obtener resultados.

El placer instantáneo de comernos un delicioso pastel puede hacer que dejemos a un lado el intento de adelgazar, y nos olvidemos por completo de la dieta. De esta manera, para que realmente alcancemos el peso deseado, tenemos que visualizar nuestra meta y tener claro en la mente cuáles son nuestras razones para quemar todas las calorías.

¡Manos a la obra!

Tómate un tiempo de descanso en un lugar tranquilo, reflexiona y contesta estas preguntas:

1. ¿Qué es lo que me motiva a cambiar?
2. ¿Cuál sería la señal que me permitiría ver que este cambio fue bueno para mí?
3. ¿Qué vas a estar haciendo, que no realizas ahora?
4. ¿Qué es lo que necesita suceder para que pienses que ya hubo una solución?
5. ¿Qué es lo que te hace sentirte mejor?

Cuando alcances tu meta

1. ¿Cómo va a cambiar la relación con tu pareja o tus familiares?
2. ¿En dónde te encontrarías ahora?
3. ¿Cómo llegaste a ese número?
4. ¿Qué tendría que suceder para que puedas subir un número más?
5. Establece una escala del uno al 10 para evaluar tus logros, donde el uno significa que el problema es muy serio, que ya no puedes más; mientras que el 10 representa que sí puedes salir adelante y realizar este cambio.
6. Crea metas a corto plazo: ¿Qué cambios crees que va a haber en tus familiares o personas cercanas si ven que subes un número?
7. ¿Qué tanta disposición tienes para solucionar este problema?

Encuentra soluciones a futuro

Vamos a suponer que terminas todas tus actividades del día y que comienza a oscurecer, te vas a dormir y a la mitad de la noche sucede un milagro: el problema que te preocupa tanto se ha resuelto, pero como tú estás durmiendo; no tienes idea de que esto sucedió. Cuando despiertas:

1. ¿Cuál sería la primera señal que te haría darte cuenta que un milagro sucedió en la noche?
2. ¿Qué otras cosas te harían darte cuenta que has cambiado?
3. ¿Ahora que ya alcanzaste tu meta? ¿Qué cambios ves en tu vida? ¿Qué estás haciendo diferente?

Busca detalles

Si conoces los detalles puedes interrumpir el ciclo que te hace perder el camino a tu meta. Así que pregúntate:

1. ¿Cómo lo lograste?
2. Si deseas adelgazar piensa: ¿Cuáles son las cosas que haces durante el día, en las que controlas lo que comes?
3. Analiza qué es lo que hiciste el día que cumpliste tu dieta. ¿Cómo le hiciste para comer bien durante todo el día, tuviste muchas oportunidades para comer mal, no es así? ¿Qué es lo que te funcionó?
4. Ahora que te sientes más sonriente y feliz, con ganas de salir a hacer ejercicio, ¿Cómo lo hiciste? ¿Cuáles son los pasos que siguen?

Evaluación

Una vez que hayas contestado las preguntas anteriores reflexiona por unos momentos:

1. ¿Qué es lo que estás haciendo que sea bueno, positivo y saludable para ti?
2. Puede ser que estés comiendo verduras o quizá estas logrando hacer ejercicio dos veces por semana
3. Cada semana hazte esta pregunta ¿Qué ha mejorado en mi vida?
4. ¿Qué opinan los que me rodean de este cambio?

Elógiate a ti misma, debido a que eres una persona con mucho valor, no es fácil haber tomado la decisión de cambiar. Has analizado la situación con mucho cuidado y sabes que cuando haces determinada acción te sientes mejor. Y que tú tienes la solución en tus manos.

Comienza por recordar que la respuesta a los grandes problemas comienza con una pequeña solución. Y tú, ¿estás listo para iniciar tus propósitos?

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