Vive tu maternidad sin culpas

La maternidad es una invitación constante a desarrollarnos y crecer junto con nuestros pequeños. El camino que cada hijo traza es algo parecido a un sendero con maravillosos paisajes y también pendientes agrestes que en algunos tramos exigen un mayor esfuerzo.

No obstante, el sentimiento de culpa, es un compañero de viaje en ese camino. Ciertamente no es un compañero cómodo, pero es inevitable porque se presenta en diversas formas, ya sea negándose, ocultándose, convertido en grandes regalos para nuestros hijos o en vacaciones y colegiaturas que rebasan nuestras posibilidades.

¿Se sienten culpables todas las madres? 

Sí, porque tanto las que trabajan como las que se quedan en casa son mujeres y madres, es decir, el proceso de convertirse en mamá empieza mucho antes de la concepción: en el juego infantil, en el desarrollo de la adolescencia, en el deseo de tener un hijo y en el embarazo. 

La culpa, es un sentimiento que se construye a partir de nuestras propias relaciones e ideas. Si logramos hacerlo consciente, puede ayudarnos a mejorar nuestra experiencia en la maternidad.

Para ser madres conscientes se requiere la osadía de aceptar que todo lo que hasta ahora somos, sabemos, conocemos y aseguramos representa la punta del iceberg y que hay conocimientos y saberes más profundos y complejos.

¡Supera este sentimiento negativo!

Si te sientes culpable o tienes dudas de que eres una “buena mamá”, sólo necesitas llevar a cabo estos pasos para mejorar la experiencia de la maternidad:

1. Reconoce tus virtudes.
2. Pon atención en lo que hace de ti “la mejor mamá”.
3. Aprende a mirarte con otros ojos.
4. Cambia “sentirte culpable” por “ser responsable”.

Recuerda que la culpa no te ayuda a tomar buenas decisiones. Mejor toma distancia y procura ver la situación con objetividad. Decide lo que es mejor para tu familia y asume la responsabilidad.

Si consideras que es necesario, busca apoyo, es decir, pídele a tu pareja participar activamente en la crianza de sus hijos, tomen decisiones juntos. Además, establece redes con otras mujeres que compartan la maternidad, platica con especialistas.

Finalmente, puedes hacer del sentimiento de culpa un catalizador para construir una mejor familia, tener mejores relaciones, fortalecer vínculos y dar a los hijos la posibilidad de ser y crecer en libertad.
 

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