Si eres demasiado complaciente tal vez padezcas este trastorno de la personalidad

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Si eres demasiado complaciente tal vez padezcas este trastorno de la personalidad // Foto: iStock
Teresa Montero
07-11-2019

 

¿Alguna vez dejaste de hacer algo importante para ayudar a alguien en una actividad trivial? ¿Piensas que, si dices que no, tal vez esa persona no te querrá más? Probablemente deberías preocuparte un poco, porque puedes estar padeciendo el complejo de Wendy, pero no te angusties porque el saberlo a tiempo puede ayudarte a combatirlo, así que sigue leyendo para saber si sufres este trastorno de la personalidad.

 

 

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Todas nos hemos encontrado alguna vez con una Wendy, por ejemplo, yo tengo a dos muy cercanas, mi mamá y mi hermana, y lo pude notar porque tienen un severo problema para decir que no, y aunque esto puede confundirse con dilema de asertividad, que puede combatirse con mayor facilidad, hablando en primera persona y analizando tus acciones un poco antes de acuerdo, por ejemplo. Pero cuando hablamos de un complejo como el de Wendy, nos referimos a alguno un poco más serio, como un trastorno de personalidad.

 

Según especialistas de Medline Plus, las personas que sufren de algún desorden de personalidad, tienden a tener comportamientos, emociones o pensamientos muy diferentes a los demás, por lo que le cuesta trabajo relacionarse con facilidad con las demás personas o desempeñarse ordenadamente en algunas actividades. Por ejemplo, tengo un ligero trastorno obsesivo compulsivo (como todas), en el cual debo cerciorarme más de dos o tres veces de que hice algo bien, cerrar la llave del agua, o la puerta, escribir algo, etcétera, y esto me causa problemas, ya que me tardo mucho más en hacer ciertas actividades porque todo el tiempo me encuentro revisando todo.

 

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Alguien que es demasiado complaciente, siempre tendrá el problema de sentirse aceptada, es decir, buscar la aceptación de alguien o sentirse parte de algo, por lo que sus relaciones siempre se basarán en hacer sentir bien a la otra persona. Recapitulemos la película de Peter Pan, en la que desde que Wendy conoce a Peter, siempre intenta agradarle e incluso toma el papel de su madre.

 

En 1984, el psicólogo Dan Kiley, quien acuñó por primera vez el término, determinó que quienes tienen la necesidad de satisfacer a alguien, ya sea pareja, hijo o amigos, olvidándose de sí mismas, padecían este síndrome.

 

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¿Cómo saber si lo padeces?

 

Tal vez pudiste sentirte identificada, pero hay que prestar atención, ya que todos en algún momento de nuestras vidas pudimos ser complacientes con alguien, sin embargo, sólo aquellas personas que lo hayan padecido por un tiempo prolongado, y respondan que sí en la mayoría de las siguientes preguntas, muy probablemente sí padezcan este síndrome:

 

  1. Cuando llegas del trabajo, ¿nadie te ha ayudado en las labores de la casa?
  2. ¿Siempre eres tú la que limpia y recoge los cuartos de los demás?
  3. ¿Escoges la ropa de tus hijas/os?
  4. ¿Te preocupa estar sola?
  5. ¿Le consultas a tu pareja sobre qué ponerte?
  6. ¿Ahorras dinero para comprar cosas a otras personas antes que a ti?
  7. ¿Sólo tú sabes cómo usar los electrodomésticos?
  8. ¿Haces de comer diferentes platillos para satisfacer a todos los miembros de tu familia?
  9. ¿Prefieres ocultar tus problemas para que la otra persona no se preocupe?
  10. ¿Te cuesta trabajo decir que no?

 

Si contestaste a más de siete preguntas con una respuesta afirmativa, ¡cuidado! Porque muy seguramente te estés convirtiendo en la Wendy de algún Peter Pan, que buscará sostenerte de ti para evitar crecer y se resistirán a madurar.

 

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¿Por qué sufres de este trastorno?

 

Principalmente, el miedo al rechazo es una de las causas más comunes por las que una mujer se convierte en una Wendy, pero existen otros factores que aumentan las posibilidades, por ejemplo:

 

  • Problemas con el control: las personas con este trastorno tienen la necesidad de controlar la vida de los demás, llegando a sentirse responsables por los demás, pero esto puede deberse a que difícilmente controlan sus propias vidas.

 

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  • Malas experiencias con la soledad: este síndrome tiene, en muchas ocasiones, sus orígenes desde la infancia, ya que la persona que se haya sentido sola y desprotegida, buscará en su edad adulta satisfacer a otros para mantenerlos a su lado.

 

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  • Influencias culturales: aunque este complejo lo pueden padecer tanto hombres como mujeres, es mucho más posible que se presente en el sexo femenino, ya que debido a la sociedad sexista en la que aún ahora vivimos, se piensa que las responsabilidades del hogar deben recaer sobre las mujeres, y las personas con el trastorno lo aceptan fácilmente.

 

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  • Baja autoestima: el amor propio, o la falta de él puede llegar a ser un factor importante, ya que para buscar la necesidad de sentirse amada o respaldada, las personas con este complejo sentirán que deben demostrar gratitud por lo que buscarán complacer a las personas.

 

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¿Cómo superarlo?

 

 

Si te acaba de llegar un deja vú, y sientes que es tu caso, no te alarmes, ya que, aunque se trate de un trastorno, tiene cura, y sólo depende de ti, por lo que te daré algunas recomendaciones que puedes hacer para que puedas recuperarte de este trago amargo:

 

  • El primer paso siempre será aceptar que tienes un problema, aunque pensaste que en realidad sólo eras buena persona, no te das cuenta que te dañas a ti misma. Lo mejor es acudir con un especialista como un terapeuta para poder comprender el origen de este problema, y así focalizar la ayuda.

 

  • Durante tu tratamiento es importante que aprendas a decir que NO, ya que así pondrás límites y fortalecerás tus relaciones interpersonales, puesto que incluso tú sabrás poco a poco distinguir cuándo ceder y cuando estás yendo en contra de ti misma.

 

 

  • No tengas miedo a ser rechazada, porque no siempre podremos agradarles a todos, cada cabeza es un mundo, y esto puede llegar a afectar el que no caigamos bien a alguien, pero aquello nunca significará que seas mala persona.

 

  • Aprende a pedir ayuda, cuando te sientas sola o abandonada, recurre a las personas que nunca te han pedido nada a cambio de su amistad o cariño, ya que esas personas son sinceras y serán de gran ayuda en tu proceso de recuperación.

 

 

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Recuerda que el amor nunca debe de ser un sacrificio o codependencia, sino más bien un sentimiento de paz en el que sientes que puedes apoyarte en alguien, no que alguien siempre se apoye en ti. El amor nace siempre primero de uno mismo y sólo cuando lo logramos es que llega a los demás. Acabar con el miedo a estar sola puede resultar bastante difícil, sin embargo, hay que aprender que la soledad no es algo negativo, simplemente nos enseña a apreciar mejor cuando estamos acompañadas. ¡Quiérete mucho!

 

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