Parto natural es más humanizado y consciente

El parto verdaderamente natural, es aquel libre de todas las intervenciones médicas, en donde la mujer únicamente recibe apoyo, amor y guía de personas con actitudes positivas.

El parto natural es aquel en donde no hay reglas, no hay tiempos, se puede caminar, o gritar o llorar. Se puede necesitar del apoyo de otras personas o de intimidad. Es algo que hace la mujer para ella misma y para su bebé. No es el parto de la oxitocina exógena, o del doctor, ni de nadie más.

El parto natural no es una demanda de perfección; puede ser ruidoso o por el contrario tener lugar en completo silencio; puede ser doloroso y con periodos de tensión e impaciencia, pero es natural porque le pertenece únicamente la mujer y a su bebé.

Por último, el parto realmente natural no tiene tiempos: no se puede inducir, ni apurar. El nacimiento lleva su tiempo y en cada mujer es distinto; se requiere de paciencia y de una actitud respetuosa hacia la mujer que está en este trance, pero sobre todo, se necesita confiar plenamente en ella y en su capacidad para dar a luz.

En un parto natural, el bebé llega y su madre es quien le da la bienvenida, le abraza y le alimenta de inmediato, libre de cualquier interferencia que pudiera distorsionar su primera impresión del mundo. El bebé llega tranquilo, lleno de energía y confiado.

Necesitamos recobrar la confianza en el parto, en su perfecto diseño biológico; no olvidemos que nuestras madres, abuelas y bisabuelas experimentaron partos naturales, al menos en su mayoría. Así ha sido desde el principio de los tiempos: la mujer está programada para dar a luz vaginalmente y en forma natural. Debemos ser respetuosos ante este proceso y estar tranquilos: aguardar el nacimiento no es esperar que suceda un desastre. Las emergencias rara vez ocurren en una madre sana si se ha respetado el proceso natural. Y dar a luz en un hospital no debe ser un preludio a las dificultades que puedan sobrevenir, cuando es en el hospital y muchas veces por las interferencias del personal de salud, que se comprometen la salud de la madre y su bebé.

“Contrario a lo que se piensa, el parto natural no es volver al pasado, sino recuperar la capacidad y la confianza en la propia naturaleza y rendirse ante ella. Tampoco es renunciar a la tecnología, sino adjudicarle el lugar que le corresponde en las complicaciones y casos de riesgo. La evidencia científica demuestra que el parto natural no sólo es más digno para la mujer, es también el más seguro.” (Cita de deboraarco.blogspot.com)

La actitud de la madre es importante durante todo el proceso, sobre todo cuando se está planificando un parto natural, en cuyo caso, el principal requisito es la confianza.

Todo lo que la mujer necesita para parir está en ella misma, incluso las herramientas para manejar el dolor o las incomodidades del parto. Una de estas herramientas es, por ejemplo, la respiración, con la que puedes modificar tus emociones, con la que puedes relajarte para disminuir la tensión y por lo tanto el dolor.

Cuando una mujer es consciente de su parto, lo afronta con alegría y confianza en sí misma, tiene la certeza de que la sabiduría y la fortaleza de su cuerpo, son capaces de parir y cuidar de su hijo; cuando la mujer está verdaderamente consciente, confía en el poder de su cuerpo, de su energía, en su instinto. Si la mujer está consciente entonces podrá elegir cómo y en dónde parir -incluso en un hospital- y podrá elegir las personas que la acompañarán y asistirán durante el parto, cuando así lo requiera.

El parto natural es una experiencia que vale la pena vivir conscientes de nuestras opciones, nuestros riesgos y de nuestro poder maternal. Y esto no significa que el parto siempre sea perfecto, simplemente se trata de adquirir “autorresponsabilidad”.

El personal que va a asistir a la mujer durante el parto, debe tener como objetivo respetar la fisiología natural del proceso, permitir que la madre siga su instinto, que pueda caminar o alimentarse cuando lo necesite, que pueda elegir posición y cambiarla para mayor comodidad; debe ser prioritario no alterar el proceso del trabajo de parto y evitar intervenciones que pudieran propiciar complicaciones.

El propósito de humanizar las acciones del proceso reproductivo es culminar con el nacimiento de una nueva persona sana, con una madre sana física, emocional y psicológicamente, con padres y familias capaces de asumir positivamente la crianza.

La información a la madre y a la familia durante el trabajo de parto se considera un apoyo para preparar a la madre y a su pareja para una participación activa en el parto. Es necesario, por lo tanto, dar sostén emocional a la madre y a la familia durante el proceso del nacimiento, lo cual podría reducir la demanda de analgesia, disminuir complicaciones del intraparto, minimizar las dificultades emocionales posparto y aumentar la satisfacción de todos.

En conclusión al optar por el parto natural, humanizado y consciente la mujer es considerada la protagonista de su parto, puede contar en todo momento con la compañía de su elección (pareja, familiar, amigo/a, doula o instructora de psicoprofilaxis) y sus necesidades son consideradas y respetadas: por lo tanto se le permite deambular, comer, ingerir líquidos y elegir libremente las posiciones en que desea transitar su trabajo de parto, sin obligación de estar acostada o en posición de litotomía. No se le realizan intervenciones rutinarias por demás obsoletas y sin base científica que las justifique a menos de que sean verdaderamente necesarias y siendo ella participe de esta decisión. La madre y su hijo permanecen juntos, aún durante la evaluación del recién nacido, favoreciendo el inicio de la lactancia materna y el vínculo madre-hijo.

Cuando tu bebé nazca, opta mejor por pañales ecológicos, que tengan componentes naturales y biodegradables, pero que sean suaves y absorbentes para que cuiden bien a tu bebé. 

Mary Acasuso

Colaboración de Psicoprofiláxis Montaña y ANIPP
Consulta a estas instituciones en:
http://www.anipp.org.mx/
http://www.psicoprofilaxis.org/