Personas que aman nadar en el frío, ¿tienen menor riesgo de demencia?

El frío podría ser una de las claves para proteger al cerebro de enfermedades degenerativas como la demencia. Al menos eso ha dejado ver un hallazgo realizado en nadadores de invierno en Londres.

Siempre ha existido un “fuerte” debate entre qué es mejor: el calor o el frío. Cada uno defiende su postura, sin embargo, quizá el frío podría tener un punto extra, pues tal parece que la exposición a temperaturas bajas podría ser clave para prevenir la demencia.

Claro, no hablamos de cualquier tipo de frío y tampoco se espera que las personas se expongan a muy bajas temperaturas para proteger su cerebro. Todo esto tiene que ver con un descubrimiento de la Universidad de Cambridge en Reino Unido.

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Nadar en agua fría, ¿clave contra la demencia?

Investigadores del UK Dementia Research Institute's Centre de la Universidad de Cambridge, encontraron una proteína de “choque frío” en la sangre de nadadores de invierno habituales de la piscina Parlament Hill de Londres, la cual realentiza la aparición de demencia e incluso repara parte del daño que ésta causa, por ahora demostrado en ratones.

De acuerdo a información de la BBC, este descubrimiento podría ayudar a orientar a los investigadores hacia nuevos tratamientos farmacológicos que ayuden a mantener la demencia a raya. La investigación se centra en la capacidad de hibernación de los mamíferos, provocada por la exposición al frío, sin embargo, se encuentra en etapa temprana y aún no se publica.

Eso sí, los beneficios del frío en el cerebro no son nuevos, pues durante años se ha sabido que enfriar a las personas en determinadas circunstancias, como una cirugía, puede proteger su cerebro, aunque no se conoce exactamente el vínculo protector.

En cuanto a la demencia, el vínculo radica en la destrucción y creación de sinapsis, las conexiones entre las células del cerebro, las cuales se pierden en las primeras etapas del Alzheimer y otras enfermedades nuerodegenerativas, conduciendo a síntomas como pérdida de memoria, confusión y cambios de humor, llevando a la muerte de células cerebrales completas con el tiempo.

Lo curioso, es que cuando algunos mamíferos hibernan, alrededor del 20-30% de sus sinapsis se eliminan para conservar recursos valiosos para el invierno, pero al despertar en primavera, esas conexiones se reforman.

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Cuidado con la exposición al frío, tiene riesgos

Pese a estos descubrimientos, la profesora Giovanna Malucci, que forma parte del centro de investigación de la Universidad de Cambridge, explica que los riesgos asociados con el resfriado superan los beneficios potenciales de la exposición al frío, por lo que la inmersion en agua fría no es un tratamiento potencial para la demencia.

Como ya mencionamos, lo que se busca con esto, es encontrar un medicamento que estimule la producción de la proteína del “choque frío”, pero sobre todo, demostrar que realmente retrasa la demencia, pues esto tendría un gran impacto económico y sanitario.

De acuerdo a la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, el frío puede afectar nuestro cuerpo de diferentes formas, incluso es posible sufrir congelación o una lesión por congelamiento. De igual modo, el cuerpo puede perder calor más rápido de lo que lo producimos, dando como resultado la hipotermia o temperatura corporal anormalmente baja.

En cuanto a sumergirte en agua fria, esto podría provocar un aumento dramático en la frecuencia cardíaca y presión arterial, dando lugar a ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares, de ahí que no se tome como una recomendación, simplemente como hallazgos científicos en grupos controlados.

Claro, se conoce de lugares donde la gente nada en temperaturas frías, sin embargo, los especialistas recomiendan que para hacerlo, debes estar saludable y en forma, además de quitarte la ropa mojada y reemplazarla por capas de ropa abrigada y seca cuando te sea posible, pero nunca bañarte con agua caliente para evitar desmayos.

En conclusión, los descubrimientos médicos no dejan de sorprendernos y nunca hubiéramos imaginado esa relación con al demencia, sin embargo, aunque ames el frío y quieras protegerte de este padecimiento, evita en invierno sin abrigarte o que nades en piscinas heladas, eso sólo dejémoslo a los investigadores.

Lo mejor es llevar una vida saludable, hacer ejercicio, no fumar, evitar el exceso de alcohol y mantener una buena presión arterial y concentraciones adecuadas de colesterol y glucosa, pues la Organización Mundial de la Salud lo asocia con una reducción en el riesgo de demencia.