Mi crisis de los 30: ¡¿No quiero tener hijos?!

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Mi crisis de los 30: ¡¿No quiero tener hijos?! Foto: iStock
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POR: Salud180.com

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07-09-2020

Las mujeres ya no somos como antes, nos dicen. No todas soñamos con la casa, marido e hijos, pero eso no nos hace menos mujeres, ni tampoco enemigas de quienes sí compaginan con esa vida, porque somos individuos y, como tales, tenemos aspiraciones e ideales personales, pero todas luchamos por lo mismo: la equidad, el derecho a decidir sobre nuestras vidas y cuerpos... a perseguir nuestra felicidad.

 

Primero que nada, bienvenida/o a “Mi crisis de los 30”. Soy Marisela, tengo 30 y un cachito, y este es un espacio para ti y para mí, para platicar sobre la vida a esta edad, desde mi experiencia, mis dudas y conflictos internos.

 

Te invito a compartir y reflexionar conmigo: una mujer caótica, imperfecta e incluso capaz de contradecirse en un camino de constante aprendizaje y crecimiento... Porque las treintañeras/os de hoy no somos los mismos que en la época de nuestros padres y eso ha hecho que a los “baby boomers” e incluso a la gen X, se les mueva el piso.

 

Si estás aquí, seguro te identificas con el título... o quizá incluso lo cuestionas. Así que te voy a contar más sobre mí y esta decisión. Comencemos por decir que no tengo ningún “issue”: soy hija de un matrimonio, disfuncional pero feliz, con ambos padres presentes y cariñosos, cada uno a su estilo. Lo digo para descartar la idea del abandono o falta de atención como una de mis razones para no tener hijos (como si eso realmente pudiera darle a alguien el derecho a cuestionar esta decisión).

 

Por lo tanto, crecí con la idea de que yo debía ser una mamá. Si echan un ojo a mi infancia, quizá suene extraño lo que hoy digo. Mucho tiempo soñé con el vestido blanco, encontrar un “hombre bueno”, tener a mis hijitos y ser feliz hasta el final de mis días. A eso súmenle los micromachismos a los que la mayoría nos hemos enfrentado... pero eso lo hablaremos en otro momento.

 

¿Cómo pasé de ser la niña nenuco a la “enemiga de los bebés” (ja)? Conforme crecía, me di cuenta que en realidad no era que yo quisiera ser mamá, eso fue lo que siempre me inculcaron, tanto que llegué a dejarme a un lado por querer conquistar a alguien cuando era adolescente, porque “estar sola” no era la opción (otro tema para más adelante), pero no hacía clic conmigo ni mis sueños, ¿te suena familiar?

 

Siempre soñé con viajar por el mundo de mochilazo y, por suerte, he tenido la oportunidad de hacerlo, pero quiero más. Quiero dedicar mi vida a mis pasiones, la escritura, la repostería, aprender sobre el mundo, la vida, y diez mil cosas más... y, ojo, no digo que no sea posible hacerlo con un hijo, pero hoy no me veo compaginando ambos aspectos de mi vida... y es totalmente válido.

 

¿Soy egoísta? Me lo han dicho muchas veces, pero creo que es todo lo contrario, me gustaría poder darle a mi hijo/a lo mismo que yo tuve: atención, amor, educación, una gran vida (no hablo de dinero), por eso estoy cien por ciento segura de que los hijos deben llegar cuando estás dispuesto a darles la mejor vida posible. Y aunque no coincido con la idea de sacrificio, sí creo que merecen de ti la mejor versión.

 

Y yo, no sé si todos los días pueda serlo. Muchos también tachan mi incapacidad para asumir responsabilidades, para lo que yo les pediría que preguntaran a quienes me conocen sobre mi capacidad de compromiso y responsabilidad a nivel personal y laboral. De hecho, es justo mi responsabilidad la que me hace decir: “No planeo tener hijos”.

 

En primer lugar, soy una mujer que ha sufrido y batallado con la depresión y ansiedad desde adolescente. Aunque no se tiene una causa exacta, se sabe que es frecuente en quienes sus parientes consanguíneos las padecen. Y claro, mis trastornos mentales no me hacen menos funcional, pero también sé que no es fácil lidiar con ellos. Quizá me estoy creando el peor escenario, mas no voy a negar que es un factor que influye en mi decisión.

 

Y si hablamos del tema social, económico y a nivel planeta en general, ¿no necesitan que les enliste la situación, cierto? En definitiva, no me gusta el mundo que hoy tenemos y sí, estoy haciendo algo para cambiarlo, empezando por cuestionar lo que me hicieron creer desde niña. No sólo porque vaya a tener hijos, sino por las generaciones que vienen, incluídos mis sobrinos... pues ¡oh, sorpresa, no odio a los niños!

 

Extrañamente es la idea que muchos tienen cuando hablamos de no desear hijos propios. Pero en realidad, al menos en mi caso, es todo lo contrario, mi sueño es ser la tía “hippie” y cool que viaja por el mundo y le trae regalos a sus sobrinos o se los lleva en alguno de sus viajes, pero también que lee con ellos, los apoya y está ahí incondicionalmente.

 

Y sí, también conozco a quienes no son fans de los niños, pero esto aplica tanto para mujeres como para hombres y también es respetable, siempre y cuando no les hagan daño.

 

Pero al final, ninguno somos “monstruos come niños”, simplemente no hacen clic con nuestra vida... ¡y es totalmente válido! Así es, lamento decirles que ser mamá no es el precio que debemos pagar por ser mujeres, tampoco es nuestra misión en la vida, ni vamos a estar incompletas por no tenerlos. Soy una mujer completa con o sin hijos, con o sin pareja, y como tal, tengo derecho a tomar decisiones sobre mi cuerpo.

 

Eso significa, que si yo decido someterme a un método anticonceptivo permanente, tengo derecho. Así lo establece la NOM 005-SSa2-1993, aún sin haber tenido hijos (mujeres nuligestas), sin cuestionar mi decisión, asegurar un posterior arrepentimiento o consultarlo con mi pareja. Sí, es necesaria la consejería, pero no tomar una decisión basados en sus prejuicios.

 

Y sí, situaciones hay muchas y vidas hay miles, pero con esta decisión no le faltamos al respeto a nadie, ni siquiera a aquellas mujeres que lamentablemente no pueden tener hijos o enfrentan una batalla para lograrlo. Es algo personal, por lo tanto no deberíamos sentir culpa ni vernos señaladas.

 

La maternidad debe partir de un deseo real, no de una construcción social. ¿Dónde dejo a mi pareja? En el lugar desde el que uno debe elegir una pareja que tenga los mismos objetivos de vida, así de simple.

 

Y la vida puede cambiar y quizá haya quienes más adelante decidan tener un hijo... o tal vez nunca lo hagamos, y merecemos respeto. Al final es lo único que pido al igual que las mujeres en general: respeto a nuestro cuerpo, nuestras decisiones e ideales. No quiero que los médicos menosprecien mis ideas, asumiendo que, por ser mujer, voy a querer hijos más adelante, o que los planteen como una posibilidad para acabar con ciertos problemas ginecológicos, espero respeto a mi vida y a quien soy.

 

Levanto la voz para que respeten mis planes, sin tacharme de irresponsable, egoísta, amargada u otras descalificaciones para mi “falta de instinto materno” o incapacidad para ser una “buena mujer”. Pido respeto porque yo lo doy, porque aunque no quiera tener hijos, celebro la vida de mis sobrinos, sanguíneos o no.

 

Recordemos que la paternidad es un acto de amor infinito, no es tu hijo quien te acompañará el resto de tu vida o cuidará en tu vejez, quitémosle ese peso a los hijos y quitémonos esa culpa nosotros mismos. Merecemos la vida que soñamos, no la que se nos marcó; nadie firmó un contrato al nacer para cumplir con un rol, el camino lo construye cada uno y a su manera.

 

Platícame sobre cómo vives esta etapa con el hashtag #MiCrisisDeLos30 o escríbeme a marisela.valencia@imagendigital.com si hay algún tema del que te gustaría hablar o alguna experiencia que quisieras compartir.

 

 

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