Una cura que enferma

¿Sabías que la tuberculosis es una de las causas de la sordera? Al proteger pulmones se afecta al oído. En la lucha contra la tuberculosis, infección que ataca principalmente a dichos órganos, el sentido auditivo resulta gravemente afectado.

Graciela Meza, investigadora del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, asegura que los enfermos de tuberculosis pueden quedar sordos por un tratamiento inadecuado. Los avances médicos han comprobado que los efectos de los aminoglucósidos, fármacos  con acción bactericida, son negativos.

Varios países han restringido su uso médico; sin embargo, “en México se recetan aunque se sabe son tóxicos para el oído, algunos para el riñón y existen tratamientos alternativos”.

En su laboratorio, la doctora Meza ha identificado los mecanismos moleculares que dañan el órgano de la audición por la estreptomicina, un aminoglucósido que ataca a la bacteria causante de la tuberculosis.

“El oído se encuentra escondido dentro del hueso temporal, uno de los huesos del cráneo. Tales condiciones permiten el paso de los aminoglucósidos que se encuentran en la sangre hacia el oído, además favorecen que se acumulen y tarden en degradarse. De hecho, la estreptomicina se queda toda la vida en el oído destruyendo células continuamente.”

Las células del sistema auditivo son escasas, aproximadamente 20 mil (en el cerebro hay miles de millones), lo cual dificulta la reposición de las que mueren por alguna lesión, dice.

“La estreptomicina ataca las células del sistema vestibular relacionado con el equilibrio, postura y la capacidad de caminar en la oscuridad, por ello, las personas presentan mareos, dificultad para caminar y visión borrosa; para después entrar al mundo del silencio”.

Hay pacientes que se quedan sordos en unos días. Se ha investigado y descubierto que el origen es una mutación en el ácido desoxirribonucleico (ADN) de las mitocondrias que se encuentran en el interior de la célula. Las células del oído mueren debido a que el antibiótico destruye sus mitocondrias.”

La mutación se puede detectar mediante una prueba sencilla que ayudaría a saber cuál es el tratamiento más adecuado para el paciente, destaca.

La investigadora advierte que el tratamiento contra la tuberculosis a base de aminoglucósidos consiste en aplicar una ampolleta diaria por seis meses o hasta un año. “Por ser prolongado deriva en la destrucción del oído”.

Por ello, propongo aplicar tratamientos alternativos recomendado mundialmente, aunque sean más caros que los aminoglucósidos, pues la salud del oído está en juego, concluye.

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