Si respiras esto, ¿es más fácil que te enamores?

Por: Divulgación de la Ciencia de la UNAM. Colaborador

Anuncios, películas y hasta fragancias muestran a las feromonas como algo necesario para atraer a las personas; algo así como que los humanos experimentan el “amor a primer olfato”.  ¿Qué tan cierto es?

 

Estas sustancias químicas son segregadas por diferentes glándulas del cuerpo que permiten la comunicación entre miembros de una misma especie, indica la doctora Rosalinda Guevara Guzmán, del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM.

 

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Las señales olfatorias son captadas por algunos animales vertebrados gracias al órgano vomeronasal y cumplen una función en la atracción sexual, aunque también intervienen en el marcaje territorial.  Seguramente has visto que los perros, gatos o conejos lanzan su orina en determinados sitios, marcámndolos así con segregaciones ricas en feromonas.

 

Esta marcación, además de alertar a posibles invasores, avisa a los machos cuando una hembra se encuentra en periodo reproductivo.

 

Otra función de las feromonas es la vinculación entre congéneres y el reconocimiento entre miembros de una familia; por ejemplo, las madres pueden identificar a sus crías a través de estas sustancias volátiles, comenta la doctora Guevara.

 

¿Y en los humanos?  La investigadora aclara que si bien las feromonas cumplen una función en la atracción sexual entre seres humanos, no son determinantes, ya que existen otros factores que influyen como los visuales, auditivos y sociales que nos ayudan en la selección de pareja.  

 

En conclusión, nuestra especie es compleja, por lo que el amor no nada más empieza por la nariz.