¿Qué preparación debe tener tu odontólogo?

Las aportaciones de la farmacología a la Odontología son múltiples; contribuye a disminuir los riesgos en la atención diaria de los pacientes, a tener un mejor resultado terapéutico y a aumentar la calidad del servicio que ofrece el especialista en la salud bucal.

El médico cirujano Tomás Zepeda Muñoz, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM, explicó que se le deben brindar a los odontólogos los conocimientos necesarios para otorgar una atención de primer contacto de calidad.

Asimismo, es necesario hacerles notar cuáles son los casos que pueden tratar y cuáles deberán remitir a grupos odontológicos con especialización, formando así grupos de trabajo multi e interdisciplinarios.

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  En sus manos está tu sonrisa…

Cuando el odontólogo se entera que su paciente tiene alguna enfermedad sistémica como diabetes, hipertensión arterial u obesidad, generalmente limita su actuar profesional por el desconocimiento en el manejo de este tipo de pacientes.

Además, puede ocurrir que ya no continúe atendiéndolo, no porque no tenga la capacidad de resolver el problema bucal, sino porque no cuenta con las herramientas farmacológicas que lo lleven a dar una adecuada prescripción.

De esta manera, el gremio odontológico es uno de los más demandados ante la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED) de la Secretaría de Salud;  esto se debe, entre otros factores, a los limitados conocimientos de farmacología clínica, lo que provoca una inadecuada prescripción de medicamentos y un desconocimiento en general sobre la forma de actuar en pacientes con enfermedades sistémicas.

El académico comentó que éste no es un problema propio de México, sino que en distintas partes del mundo se le ha dado poca atención a la enseñanza de la Farmacología en las carreras de Cirujano Dentista. Esto ha provocado poca preparación para la prescripción de medicamentos de uso habitual.

Por último señaló que al egresar, un odontólogo debe saber el comportamiento de cualquier medicamento que se administre en un paciente sano y cuáles son los cambios del fármaco en pacientes enfermos. De ahí la necesidad de que reconozca no solo efectos terapéuticos, sino también los adversos que, en algunos casos, pueden llegar a ser mortales.