Qué ocurre antes de morir

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El aroma de la muerte se debe a la relajación de los esfínteres
El aroma de la muerte se debe a la relajación de los esfínteres
Consuelo Hernández

POR: Consuelo Hernández

Editora de Salud180.com, egresada de la UAM-X. Disfruta de la música y la naturaleza. Fan del ciclismo y del buen humor.

04-11-2011

La muerte es sin duda uno de los temas que más llama la atención por toda la incertidumbre que le envuelve; quizá por eso, es uno de los tópicos que más fascinan e intrigan a la humanidad.

 

Desde pensar en la existencia de una vida en el más allá, hasta la imaginación de un retorno en otro cuerpo o, por supuesto, la mera extinción.

 

En la cultura popular se han desarrollado muchas leyendas, mitos y teorías que envuelven al tema, como aquel que dice que previamente a morir el rostro sufre una modificación muy especial.

 

Renata Roa, consultora en Imagen Pública y especialista en Imagen Física, explica que en la comunicación visual existe algo que se llama la máscara de la muerte y que se presenta en los últimos días de la persona.

 

"Ésta consiste en un oscurecimiento alrededor de los ojos, en la parte del temporal, que es acompañada por un adelgazamiento de la piel…”, señala la especialista.

 

 

No obstante, Renata Roa advierte que se debe tener cuidado para no confundirlo con el resultado natural de algunas enfermedades; en ocasiones se puede presentar un oscurecimiento por problemas en el hígado, por situaciones de mucho estrés o constante enojo.

 

"…Cuando se trata de la cercanía de la muerte se ve como una máscara. Las culturas orientales piensan que ésta se presenta cuando el alma comienza a dejar el cuerpo, como una forma de irse preparando…", confirma Renata.

 

Esta señal es común en la gente que tiene cáncer. "Me ha tocado ver esta máscara en gente que padecen esta enfermedad terminal y sí, se ve un relajamiento brutal en la zona de los ojos…”, añade la consultora.

 

“…Algo que también destaca es la pérdida del brillo en la mirada, que está fuertemente vinculada a la vitalidad y pasión que tenemos las personas por la vida. Sin duda, es un una forma de observar que la muerte está próxima", concluye.

Voces del más allá

Este es un mito muy popular, de ahí que en el lecho de muerte, la gente decida hablarle a su ser querido y, en ocasiones, hasta ponerles su música favorita, para que se lleven un grato recuerdo.

 

Pero esto podría ser una mentira, comenta Marco Bernal Ramírez, coordinador general de Emergencias de la Dirección de Salud de Chimalhuacán. "Lo que he llegado a apreciar en los pacientes que mueren en las salas de urgencias por diferentes causas (traumáticas o por enfermedad), es que lo primero que pierden en cuestiones de los sentidos es la orientación”.

 

 

Bernal Ramírez manifiesta que "…en cuanto a la pérdida del oído, olfato, gusto, tacto y vista, eso es muy subjetivo, porque no es la misma percepción que tiene una persona consciente a una en pleno lecho de muerte”.

 

Al respecto, expertos comentan que cuando el paciente muere, la actividad cerebral cesa. El oído es, en su principio, un instrumento mecánico que sigue recibiendo y transmitiendo el sonido, pero al llegar éste impulso a la parte nerviosa, ya no hay actividad.

 

Por otro lado, está el caso de personas que han sido declaradas muertas (fallecimiento cardiovascular, no cerebral) y son revividas después de tres, cinco y hasta 60 minutos, y que son capaces de referir conversaciones que ocurrieron cuando ellos ya estaban “muertos”, debido a que su cerebro seguía recibiendo las señales.

El último aroma

También se dice que en el ambiente se percibe un olor a muerte cuando alguien está a instantes de fallecer. Ese es un comentario muy común, principalmente cuando se trata de gente mayor.

 

Pero qué es eso, ¿realmente existe un olor a muerte? Marco Bernal, confirma que sí existe ese aroma. Cuando una persona está en sus últimos días, sus esfínteres, específicamente el anal, se relajan y sale todo el gas intestinal que contiene. Entonces el tan conocido olor a muerte no es otra cosa que gas del intestino.

 

 

Sea como sea, lo que se ha descubierto es que la cercanía de la muerte por enfermedad es factible reconocerla por las señales de degradación corporales, y en el caso de traumatismos por accidentes, por la desorientación que deja vulnerables a la irrigación vascular y el sistema nervioso, y que inevitablemente llevará al ocaso de una existencia.

 

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