No te enojes

Por: Diana Oliva

La ira o enojo es una emoción básica, es protectora, nos ayuda a adaptarnos y a solucionar problemas. Sin embargo, cuando es muy intensa es desadaptativa.

 

Una de las funciones de la ira adaptativa es darnos energía para enfrentar los obstáculos, naturales o sociales, que podemos encontrar para lograr nuestros objetivos. La doctora Dolores Mercado Corona, de la Facultad de Sicología de la UNAM, destacó que las emociones se producen en contextos sociales y no naturales.

 

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Sentimiento que te protege

 

La ira puede ser destructiva o funcionar como restauradora de la injusticia. Pero, cuando esta emoción es intensa llega a dañar al propio organismo, ya que se presentan descargas hormonales y nerviosas que perjudican las arterias. Desde el punto de vista social, daña las relaciones interpersonales.

 

De acuerdo con la especialista, tenemos dos sistemas emocionales: el biológico y el social. El primero responde más rápido y es más rígido, pues nos sirve para sobrevivir. Por lo tanto, cuando nos enojamos primero respondemos y después averiguamos qué sucedió.

 

Por ello, cuando aparece la ira se presentan algunas respuestas fisiológicas como respiración agitada, elevación del ritmo cardiaco, e incluso tensión en las piernas. Posteriormente se presenta una respuesta cognoscitiva basada en la interpretación de los acontecimientos.

 

Además, todas las emociones tienen ciertos inhibidores, por lo tanto, cuando se dispara la ira entra un sistema inhibitorio biológico que permite que poco a poco nos vayamos tranquilizando. También existen inhibidores sociales que los seres humanos utilizamos frente a una situación para evitar ciertas consecuencias.

 

“No podemos eliminar las emociones, pero sí modularlas para que su intensidad no sea tan alta y así no tener consecuencias que dañen nuestra salud física y emocional”, concluyó.