La habitante sigilosa

¿Qué bacteria es espiral, resistente a los ambientes ácidos del estómago y habita exclusivamente en los humanos, se aloja en la mucosa estomacal y vive ahí por años? Acertaste, Helicobacter pylori.

Estudios realizados en México reportan que la infección causada por este microrganismo ocurre durante la niñez y, hasta tres décadas después, un individuo puede presentar alguna patología. Algunos científicos piensan que Helicobacter pylori puede llegar a la mucosa gástrica a través del consumo de agua contaminada.

La gastritis, las ulceras gástricas y, en ocasiones, el cáncer de estómago son causados por dicha bacteria, de acuerdo con el descubrimiento de los investigadores australianos Robin Warren y Barry Marshall, hecho que los hizo merecedores del Premio Nobel en el año 2005.

Estudios posteriores lo confirmaron y dejaron atrás la creencia de que dichos males eran provocados por el estrés o ciertos alimentos. Sin embargo, es importante destacar que no todos los portadores de Helicobacter pylori se enferman; el 85% de ellos nunca presentan síntomas y el 15% restante desarrolla alguna patología severa.

De hecho, investigaciones recientes suponen que la combinación de las características de la bacteria con la genética del individuo, las condiciones ambientales, el tabaquismo, el alcoholismo y el consumo de alimentos ahumados o embutidos constituyen el detonador de la enfermedad.

  Tras la huella de la bacteria

La medicina cuenta con métodos para detectar la presencia de la bacteria: biopsia de la mucosa gástrica, análisis de sangre o heces y el estudio del aliento del paciente, entre otras. En la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, el doctor Gonzalo Castillo, en colaboración con la doctora Yolanda Vidal, busca biomarcadores que apoyen el diagnóstico y pronóstico de Helicobacter pylori.

Los especialistas del Departamento de Microbiología y Parasitología de la FM, señalan que los biomarcadores buscados son proteínas relacionadas con los genes del microorganismo que se consideran como una huella de la bacteria que podríamos identificar en una muestra de sangre.

Encontrar la historia de esta bacteria es todo un reto científico, los primeros reportes de la presencia de los “bacilos espirales” en mucosa gástrica datan de 1875. Incluso, se han analizado momias para detectar la presencia del organismo.

Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia nos invitaron a participar en la detección de algunos patógenos en momias que encontraron en la cueva de La Ventana, en el norte del país. Algunas contenían restos de tejido del abdomen que se conservaron gracias a las condiciones ambientales del sitio, cuenta Gonzalo Castillo.

Se analizaron 6 momias, sólo 2 mantenían restos del tejido del estómago; de éstas, uno resultó positivo a la presencia de Helicobacter pylori mediante técnicas moleculares.
 

“Según los antropólogos, el tejido que estudiamos data del año 1095 ó 1300 de nuestra era. Esto demuestra que la bacteria no llegó a las poblaciones indígenas a través de los conquistadores europeos como se pensaba, sino que ya habitaba en ellos”, concluyó el investigador.

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