En las horas de dolor

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Ante el duelo cada persona tiene su propio ritmo de recuperación
Lau Martínez. Colaboradora

POR: Lau Martínez. Colaboradora

Estudió periodismo y comunicación en la UNAM. Desde hace 6 años vive en Madrid y colabora como corresponsal en Salud180.com. Siguel@ en:

27-06-2010

“En ocasiones, cuando más convendría que fuéramos amorosos y compasivos con la persona que está sufriendo una pérdida, más fallidas suelen resultar nuestras comunicaciones”. Es la opinión de Eduardo Roselló Toca, psicoterapeuta especializado en el tratamiento a pacientes oncológicos, estas comunicaciones malogradas son más frecuentes de lo que creemos y tienen que ver con el miedo a mostrar nuestras propias emociones y nuestro dolor.

 

Apunta el especialista, dejamos de escuchar al otro, al que esta sufriendo con la pérdida, usamos frases huecas y desprovistas de sentido que no consuelan. Expresiones como “ya verás como el tiempo lo cura todo”, “tienes que ser fuerte y superarlo”, “es ley de vida”, queda ilustrado lo que no sabemos expresar y que, sin embargo, decimos.

 

Al ritmo de cada persona

 

Roselló Toca, autor del libro “Ay, pena, penita, pena…”, acota que lo mejor es acompañar a la persona que sufre, permitirle hablar, no juzgar y no apresurarla: “sentarnos a su lado sin decir nada… permitirle hablar a ella… no comparar con las pérdidas que hemos tenido nosotros en el pasado; por muy interesante o ilustrativa que nos parezca la comparación, es absolutamente irrelevante en ese momento”.

 

Permitir que la persona que sufre la pérdida hable y recuerde para que, eventualmente, pueda olvidar. No apremiarla, insiste el especialista. “Cada persona tiene su propio ritmo de recuperación, como cada vegetal tiene su propio ritmo de floración. Querer meter prisa significaría querer imponer un ritmo que no es el suyo. Lo mejor es que vaya emprendiendo las acciones que le parezcan oportunas cuando le parezcan oportunas”, añade el también colaborador del Observatorio Psicosocial de Recursos en Situaciones de Desastres de la Universitat Jaume I de Castellón (España).

 

“¿Cómo estás?”

Decir esta simple frase y escuchar qué surge en el proceso, es la mejor recomendación. Escuchar qué dice esa persona que está sufriendo, sin discutir ni juzgar. Pero también, finaliza Roselló, escuchar lo que, en ese momento, nos dicta el propio corazón: “lo que nos dice en esas horas de dolor. De dolor del otro. Del dolor que también es nuestro”.

 

Oídos grandes y bocas pequeñas son indispensables para enfrentar el duelo.
 

Aclaracion:

El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, más no la ideología de Salud180.com

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