¿Cómo se vive el duelo en etapa escolar?

Por: Diana Oliva

El duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida. Con duelo nos referimos a los cambios emocionales, psicológicos y conductuales que presentamos cuando alguien cercano fallece o cuando tenemos algún cambio o pérdida en la vida que pueda ser significativo, por ejemplo, pérdida de un trabajo, divorcio o  cambio de escuela.

 

La forma en cómo vivimos estos duelos, y sobre todo, cómo los resolvemos tiene que ver directamente con el desarrollo emocional y psicológico así como con la edad cronológica. El concepto de “muerte” como pérdida irreversible más o menos se adquiere alrededor de los 7 años.

 

La etapa escolar comprende de los 6 a los 12 años aproximadamente y se caracteriza por un periodo de gran capacidad de aprendizaje en todos los aspectos de la vida. Es la edad en la que empiezan a ser importantes las cuestiones académicas, los compañeros de la escuela pueden llegar a ser nuestros amigos de por vida, aprendemos como relacionarnos con la gente de nuestra edad y por primera vez pertenecemos a un grupo que no es nuestra propia familia.

 

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  Todo tiene un final…

 

Sufrir una pérdida o pasar por un duelo a esta edad puede conllevar dificultades en todos los aprendizajes antes mencionados. Dificultad en la capacidad de hacer amigos y de socializar, bajas calificaciones y dificultades en la concentración, ánimo bajo, irritabilidad e incluso conductas infantiles que ya habían sido superadas como el estar mucho más apegado a los padres, berrinches irracionales, entre otros.

 

Cuando hablamos de duelo también hay que tener en cuenta quien es la persona que se ha ido y que relación tenía éste con el menor. Perder a uno de los progenitores puede ser una de las experiencias más difíciles de nuestra vida ya que hay un fuerte lazo de amor y dependencia con ellos, y es fuente de muchos problemas emocionales y psicológicos a la larga.

 

No podemos esperar que los niños muestren las emociones y el dolor por la pérdida de la misma manera que los adultos, suelen tener menor capacidad para expresar de manera verbal lo que están sintiendo y a veces es difícil entender que aunque parezca que no pasa nada, están sufriendo.

 

Además, el ver a sus padres sufrir, puede ser más doloroso incluso que la pérdida misma, así que harán todo lo posible por que los demás estén bien y por qué las cosas vuelvan a ser como antes en vez de poner atención a sus propias emociones. El tener en cuenta estas características nos puede ayudar a entender mejor por lo que están pasando y ayudarlos.