El oscuro secreto de las gomitas de dulce…¡No las disfrutarás igual!

Por: Diana Oliva

Lo admito, ¡“amo” comer gomitas! Y no me importa el lugar ni la hora, incluso, confieso que en la cajonera, del escritorio de mi trabajo, siempre procuro tener una bolsa de panditas rojos.

 

Realmente, no recuerdo cuándo inició este gusto pegajoso, pero sí tengo en mi mente el instante justo que pensé dejarlo; cuando mi papá me reveló que lo que me metía a la boca era el producto de huesos pulverizados. ¡Que asco!

 

¿Cómo se hacen las gomitas?

 

Después de la primera impresión (repulsión), decidí investigar de qué estaban hechas las gomitas: grenetina, ingrediente que en un 90% es colágeno, proteína que se encuentra en piel y huesos.

 

¡Sí, mi papá tenía razón! En la industria alimentaria, la grenetina se obtiene de la piel sin curtir del ganado vacuno y de los descarnes frescos de la cabeza y huesos.

 

A estas residuos se les quita la grasa y se les tritura en un período máximo de 24 horas después de que el animal muere.

 

Posteriormente, se lavan con ácido los cueros y lo que sale de la trituración llamado oseína. Se mezcla con cal durante 10 minutos. Por último, se deja enfriar y solidificado.

¡No es tan malo!

 

Aunque, al principio, no me resultó nada fácil seguir comiendo gomitas; todo el tiempo se me venía a la mente que estaba comiendo algún tipo de desperdicio. Entre más leía también descubría que este dulce me permitía fortalecer mis tejidos óseos, así como hacía crecer más rápido mi cabello y uñas.

 

Y si somos honestos, ¿cuántas cosas, de las que ingerimos, tienen un origen “grato” o que conocemos?