Presión arterial y dificultades cognitivas leves en la vejez

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Presión arterial y dificultades cognitivas leves
Presión arterial y dificultades cognitivas leves
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POR: Pilar Maguey

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31-01-2011

Un reciente estudio publicado en la revista “Archives of Neurology” señala que la hipertensión en la vejez podría estar vinculada a la progresión de la demencia senil en ancianos que experimentan disfunciones cognitivas como la dificultad para ordenar sus pensamientos y tomar decisiones, pero no en quienes sufren problemas de memoria. Aunque investigaciones anteriores habían señalado la hipertensión en la mediana edad como factor de riesgo que favorece la demencia en la vejez, existe controversia acerca del papel que desempeña la tensión alta en los ancianos que experimentan dificultades cognitivas leves (un estado intermedio entre los cambios cerebrales relacionados con el envejecimiento y una demencia completamente desarrollada).



Algo que aumenta la complejidad del problema es que mientras algunas personas mayores sólo experimentan disfunciones en el campo de la memoria y son más propensas a desarrollar Alzheimer, otras, que han comenzado a presentar discapacidad tras sufrir un ictus u otras enfermedades vasculares, padecen muy a menudo problemas de tipo ejecutivo, que dificultan el razonamiento estructurado y la adopción de resoluciones.



Partiendo de estos datos Shahram Oveisgharan y Vladimir Hachinski, autores del estudio y miembros de la Universidad de Ontario Occidental (Canadá), elaboraron una hipótesis por la que el tipo de disfunción cognitiva que presenten los ancianos supondría el factor clave a la hora de relacionar la hipertensión con dicho deterioro.



Seguimiento de casi un millar de ancianos

Para verificar esta teoría los investigadores sometieron a un seguimiento de 5 años a 990 ancianos, con una media de edad de 83 años, que sufrían dificultades cognitivas, aunque no demencia.

 

Los científicos observaron que durante el lustro que duró el experimento el porcentaje de ancianos con y sin hipertensión que desarrollaron demencia fue parecido (59,5% y 64,2% respectivamente).

 

Esta similitud se mantuvo al comparar a aquellos que sólo sufrían dificultades de memoria con quienes parecían tanto problemas de retentiva como dificultades para razonar y tomar decisiones. Sin embargo, al examinar a aquellos que sólo experimentaban inconvenientes a la hora de ordenar sus pensamientos y adoptar resoluciones, sí se estableció una relación de la hipertensión con el posterior desarrollo de demencia, ya que 57% de los que tenían la tensión alta evolucionaron hacia un diagnóstico de demencia, frente al 28% de aquellos sin hipertensión.

 

De acuerdo con los investigadores, “los desórdenes neurológicos son la causa más frecuente de discapacidad ajustada a años de vida en todo el mundo. Entre ellos, la enfermedad cardiovascular es el factor de riesgo más común y la demencia es el segundo más frecuente. No existe una intervención preventiva o terapéutica para disminuir esta carga para la salud pública”. Los especialistas señalan que han mostrado que “la presencia de hipertensión predice la progresión hacia la demencia en un subgrupo de cerca de un tercio de los sujetos con discapacidad cognitiva, no demencia”. El control de la hipertensión en esta población puede disminuir a la mitad la tasa de progresión, prevista en 50% en cinco años, concluyen los investigadores.

 

Aclaracion:

El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, más no la ideología de Salud180.com

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