Pros y contras de la sodomía

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Regularmente no se practica por tabú, higiene o ignorancia
Regularmente no se practica por tabú, higiene o ignorancia
Consuelo Hernández

POR: Consuelo Hernández

Editora de Salud180.com, egresada de la UAM-X. Disfruta de la música y la naturaleza. Fan del ciclismo y del buen humor.

30-08-2011

Últimamente se habla mucho del sexo anal heterosexual. Esta práctica, también conocida como sodomía, fue durante algún tiempo una forma de evitar los embarazos. Sin embargo, ha ganado terreno como una variante más de la sexualidad humana.

 

Algunas fuentes afirman que, actualmente, la práctica habitual del coito anal se encuentra en torno al 10% de la población masculina y femenina. Al parecer, las mujeres urbanas con bajos ingresos (entre 9% y 38%) registran más este tipo de experiencia que las universitarias (12%).

 

 

En entrevista para salud180.com, el ginecoobstetra Alejandro Vázquez Alanis, nos explica mitos y recomendaciones para la  práctica de sexo anal:

 

 

¿Por qué aceptarlo?

Es algo que, inicialmente, tienden a rechazar casi todas las mujeres, ya sea por ignorancia, tabú o por razones de higiene. Sin embargo, si se realiza con conocimiento de causa (teniendo en cuenta las sensaciones eróticas a experimentar y la cadencia con que se realiza) puede ser una gran revelación. No tiene nada de perverso, ni tiene por qué relacionarse con suciedad o pecado.

 

La mayoría de las mujeres terminan aceptando en mayor o menor grado el sexo anal por amor a su pareja. No obstante, es posible que con el tiempo se acostumbren y lo practiquen con agrado y como una variante más de su sexualidad.

 

 

Este resulta más atractivo para los varones, probablemente, porque les seduce el aspecto “animal” o primitivo de este tipo de encuentro, además de que al ser más cerrado el esfínter anal que la vagina, les proporciona sensaciones más intensas.

Razones para rechazarlo

La más importante es el temor al dolor que ocasiona. Se trata de una molestia auténtica, nada imaginaria, que se debe a la intensa contractura refleja del ano cuando algo intenta abrirlo abruptamente. Sólo un proceso de habituación permitirá que desaparezca; es decir, cuando la costumbre permita a la mujer relajar espontáneamente el esfínter anal para dejar entrar al pene.

 

Otra razón para evitarlo es que éste no procura a la mujer sensaciones eróticas relevantes. Sólo se puede obtener placer del contacto físico o de la situación que permite imaginar un encuentro muy primitivo e instintivo.

 

Aunque el ano tiene terminaciones nerviosas que pueden trasmitir sensaciones eróticas, estas sólo se despiertan con las caricias no con la inserción del pene. El coito anal no produce los efectos que las féminas sienten en el vaginal y, desde luego, no lleva a ninguna mujer al orgasmo.

 

¿Estarías dispuesto a practicarlo?

 

 

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