El sexo, tan poderoso como una droga

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El deseo sexual es una respuesta natural del ser humano. Es una energía que recorre el cuerpo, provoca fantasías eróticas y nos hace estar cerca de alguien que nos parece atractivo. Fuente: Photos.com

¿Qué pasa cuando el deseo sexual trastorna el cuerpo y la mente? Cuando  una persona siente deseo sexual casi todo el tiempo, es incontrolable y no posterga la necesidad de satisfacerlo, pese a causarle conflictos, se podría decir que ha desarrollado una adicción al sexo.
 

El deseo sexual es una respuesta natural del ser humano. Es una energía que recorre el cuerpo, provoca fantasías eróticas y nos hace estar cerca de alguien que nos parece atractivo. Es una reacción fisiológica que activa neuronas que desencadenan funciones corporales necesarias para la actividad sexual.

 

El área ventral tegmental y el núcleo Acummbens son estructuras cerebrales que se activan cada vez que sentimos deseo sexual y contribuyen a generar la respuesta de placer. Asimismo, la corteza prefrontal se encarga de regular la expresión de este deseo, explicó Oscar Prospéro García, de la Facultad de Medicina de la UNAM.

“Supongamos que una mujer me gusta mucho, incluso fantaseo que tengo sexo con ella; sin embargo, al tenerla cerca le hablo de otros temas, no le expreso directamente mi deseo sexual, pues sería socialmente inapropiado; entonces lo que hago es generar una estrategia de seducción. Esta capacidad proviene de la corteza prefrontal”.

 

El investigador del grupo de Neurociencias de dicha facultad agregó que debido a que la expresión del deseo sexual no sólo depende de pautas sociales y culturales, sino también varía entre un individuo y otro, “se debe ser cauteloso al calificar a alguien como adicto al sexo”.

Sin embargo, Prospéro García destacó que la adicción tiene características muy específicas.

 

“Le llamamos reforzadores a los elementos que buscamos para obtener una satisfacción, puede ser el alcohol, cigarros, comida o el contacto sexual. Algo que distingue al adicto es que la falta del reforzador le genera un malestar extremo: el síndrome de abstinencia.

“El sufrimiento es el principal indicador de la adicción, pues si alguien tiene excesos sexuales y los disfruta no lo consideramos un adicto, pero si sufre con ello y le causa problemas, definitivamente requiere tratamiento”.

 

En ciertas adicciones se tiene algún problema funcional en el lado derecho de la corteza prefrontal. Algo parecido se sugiere en el caso de la adicción del sexo, aunque las investigaciones todavía son insuficientes para determinar con exactitud qué región de la corteza prefrontal presenta el daño.

Mientras se continúa estudiando el cerebro de los adictos al sexo, el investigador destacó que “no debemos confundirnos y pensar que las fantasías o ciertas prácticas sexuales que una pareja realiza son anormales. Mientras los dos estén de acuerdo, nada está prohibido”.

 

Aclaró que en ocasiones los adictos al sexo van más allá de las relaciones sexuales. “Pueden llegar a la masturbación compulsiva, a la prostitución e, incluso, a abusar sexualmente de alguien”.

Sin embargo, algunos estudios señalan que el abuso sexual o la violación no siempre son consecuencia de una conducta sexual compulsiva. Horacio Sánchez, miembro de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, indicó que estos actos “generalmente se derivan de la necesidad de ejercer poder sobre otro ser”.

Aclaracion:

El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, más no la ideología de Salud180.com

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