Aprende a distinguir cuando existe epilepsia
POR: Samuel Arroyo
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A pesar de la investigación y el trabajo de muchas organizaciones a favor de las personas con epilepsia, sigue existiendo una enorme ignorancia respecto de la enfermedad que, según estimaciones oficiales, afecta en México entre 1 y 2 millones de personas.
De acuerdo a investigadores del Capítulo Mexicano de la Liga Internacional contra la Epilepsia, nunca estará de más recordar que cualquier persona puede presentar este trastorno sin importar edad, raza o condición social. Sin embargo, la epilepsia es más frecuente en menores de 18 años de edad y mayores de 60 años y cerca de 85% de los casos se controla con medicamentos antiepilépticos. La epilepsia no se hereda y sólo en determinados casos puede tener un componente hereditario. La mayor parte de las veces, ocurre sin que ningún otro miembro de la familia la haya padecido.
No se confunda: aprenda a distinguir lo que no es epilepsia
Según los especialistas del organismo mexicano, hay muchos trastornos que pueden ser confundidos con epilepsia. A ellos se les conoce como “eventos paroxísticos no epilépticos” y pueden ser:
Espasmos de sollozos: son muy frecuentes entre los 6 y 18 meses de edad, aunque pueden presentarse hasta los 6 años. Se relacionan con llanto intenso desencadenado por enojo, frustración o daño mínimo, resultando en disminución del flujo cerebral con pérdida transitoria de la conciencia y cambios en el tono muscular.
Sincope
se presentan como una caída o pérdida transitoria de la conciencia y pueden ser precedidos de visión borrosa. Pueden presentarse por permanecer mucho tiempo de pie, ambiente caluroso, cambios súbitos de posición, miedo y dolor.
Hiperplexia: se trata de respuestas de sobresalto a estímulos súbitos, con parpadeo, movimientos de cabeza, elevación de hombros y flexión del tronco.
Tics: se refiere a aquellos movimientos involuntarios súbitos y cortos.
Crisis febriles de los niños: son un tipo especial de convulsiones provocadas por fiebre, que no son debidas a infecciones del cerebro. Se presentan en 3 de cada 100 niños menores de 6 años y no necesitan tratamiento preventivo con medicamentos antiepilépticos, salvo casos excepcionales. Las convulsiones febriles no constituyen una epilepsia y la mayoría de los menores que las han presentado no tendrá epilepsia después. Actualmente, la enfermedad es controlable y en ocasiones curable, dependiendo de la causa. No es contagiosa y permite la aplicación de vacunas.