Convulsiones en niños

Alrededor de 10% de los casos atendidos por departamentos y servicios de urgencias, corresponden a problemas o accidentes en los que están presentes síntomas como las convulsiones, sobre todo en el caso de los niños, quienes no necesariamente tienen declarada una condición epiléptica.

Una convulsión corresponde a los hallazgos físicos o cambios en el comportamiento que ocurren después de un episodio de actividad eléctrica anormal en el cerebro.

Aunque el término de "crisis epiléptica" se utiliza a menudo indistintamente con convulsión, estas últimas se presentan cuando el cuerpo de una persona se sacude de manera rápida e incontrolable, pero se presentan una sola vez, por lo general.

Durante las convulsiones, los músculos de la persona se contraen y se relajan en forma repetitiva. Estas contracciones involuntarias y violentas son ocasionadas por una falla en el funcionamiento del cerebro.

Entre las causas más frecuentes de convulsiones en niños son: fiebre alta, infecciones en vías respiratorias, digestivas y de oído, golpes en la cabeza, intoxicaciones por drogas u otras sustancias, y problemas neurológicos.

Los síntomas pueden detenerse después de unos cuantos segundos o minutos o continuar durante 15 minutos. Rara vez se prolongan por más tiempo; sin embargo, se pueden presentar algunas señales de advertencia antes del ataque, tales como: miedo o ansiedad, náuseas, vértigo y síntomas visuales (como luces brillantes y centelleantes, manchas o líneas onduladas frente a los ojos).

Toda convulsión infantil debe recibir atención a través de estos pasos:

1. Aunque la situación pueda ser dramática, actúe con calma y trate de prestar atención a cuánto dura.

2. Para prevenir heridas accidentales, acueste al niño en una superficie blanda y libre de objetos. Si no le queda otro recurso que utilizar el piso, desplace mesas y sillas para evitar que se golpee mientras dura la crisis.

Para saber qué hacer ante la convulsión de un niño, en Salud180 te presentamos un video de bbmundo, donde el especialista en primeros auxilios, Felipe Hernández, te orienta al respecto:

La mayoría de las crisis ceden después de 15 minutos. Sólo al término de la misma se le debe trasladar al pediatra o al servicio de urgencias, ya que le puedes ocasionar una lesión si lo haces mientras la presenta.

Después de una crisis el niño queda exhausto; por este motivo, no tiene sentido tratar de mantenerlo despierto a toda costa ni debe haber angustia si no hay respuesta adecuada a los estímulos del ambiente. Se le debe dejar dormir.

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