Ocultar la verdad a un ser querido, un arma de doble filo
Egresada de la FCPyS de la UNAM. Adicta a la literatura, al patinaje y a los tacos al pastor.
Hay situaciones en las que es necesario ocultar la verdad para no herir a los demás, son las “reglas de juego” que hacemos con tal de mantener una convivencia pacífica, agradable y educada.
La honestidad a menudo es una agresión para muchas personas. El hecho de no evaluar lo que se dirá y cómo puede afectar a los demás puede traer consecuencias negativas. Es lo que yo llamo ‘sincericidio’: acto en el que una persona al considerarse honesta se muestra sincera ante los demás. En realidad muchos ven en ese comportamiento un acto desconsiderado, carente de tacto e irresponsable verbalmente”, explica la coach personal, María José Saldaña Ruiz.
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La experta sugiere no ocultar la verdad para no herir, sino decirla cuidando la forma en la que se dará la información (no ser alarmistas) y el lugar de reunión (para evitar distracciones).
“Ser honestos con situaciones triviales está bien, pero cuando son situaciones que implican fracturas familiares, profesionales o de pareja es muy importante tomarte el tiempo para meditar la forma correcta en la que darás a conocer tu verdad.
“Se trata de que el destinatario pueda digerirla emocionalmente y asumirla racionalmente. Hay que tener la delicadeza de decir las cosas de la manera en que a ti te gustaría recibir una noticia, y respetar si la persona no quiere escuchar o se niega a creerlo, dejar de insistir”, explica Saldaña Ruiz.
La especialista agrega que siempre es mejor decir las cosas como son a esa persona que te interesa; ocultar la verdad para no herir no soluciona nada porque, al final de cuentas, tarde a temprano saldrá a relucir.