6 excusas para no meditar

Allan Wallace, autor del libro “El poder de la meditación para alcanzar el equilibrio”, indica que meditar permite alcanzar unos niveles de concentración inimaginables, que nos ayudan a realizar nuestras actividades cotidianas de forma efectiva y serena.

De acuerdo con The Huffington Post son 6 las excusas clásicas para no meditar.

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1. No puedo despejar mi cabeza, mi mente siempre está corriendo

El truco está en dejar de ser tan duros con nosotros mismos. Cuando tu mente se ocupe pensando qué cocinarás para la cena o si podrás ejercitarte después, no te juzgues. Vuelve a enfocarte en la respiración y cuenta de nuevo, recomienda Pierson.

2. No tengo un buen lugar donde concentrarme

Aunque un lugar tranquilo es lo ideal, podemos meditar en cualquier lugar y en cualquier circunstancia. Si estás distraída por las sirenas afuera o el sonido de las personas hablando alrededor tuyo, presta atención al ruido en lugar de estresarte por no escucharlo, recomienda Andy Puddicombe, un ex monje y miembro de la compañía de meditación de Pierson.

3. El sentarme tranquila me provoca sueño

Si necesitas una siesta después de meditar, probablemente la necesitabas de todas maneras. La meditación agudiza la conciencia de cualquier sensación o sentimiento, como fatiga o felicidad, explica Pierson.

4. He tratado, pero no puedo

No se trata de ser un experto, sino de dedicarle un tiempo a tratarlo. Tu mente no siempre estará en un lugar de calma y claridad. Por eso es que precisamente la meditación ayuda, comenta Puddicombe.

5. Soy hiperactiva, no me puedo sentar por mucho rato

Dicen los expertos que hasta cinco segundos de meditación nos harán bien. Probablemente nos sintamos ansiosos al comenzar, pero con el tiempo, podremos dominar nuestros pensamientos errantes.

Un equipo de psiquiatras, liderado por el Hospital General de Massachusetts, encontró que seguir un programa de meditación durante ocho semanas puede provocar considerables cambios positivos en las regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la autoconciencia, la empatía y el estrés.