Este es el efecto de las cosquillas en el cerebro

Muchos asociamos las cosquillas con carcajadas incontrolables cuando alguien se acerca y nos empieza a picar en algunas zonas del cuerpo, como costillas, estómago, espalda o cuello. Lo cierto es que las cosquillas son la respuesta a una excitación nerviosa.

 

Las cosquillas pueden generar una sensación placentera porque liberan dopamina en nuestro organismo. La dopamina es un neurotransmisor que activa los instintos de recompensa en el cerebro, por lo tanto las cosquillas nos provocan mucha risa.

 

Existen dos tipos de cosquillas

 

Las primeras son las más comunes, que provocan picor, hormigueo y una sensación de querer detener la sensación. A esto se le llama Knismesis, y se piensa que esta reacción es un rasgo de defensa ante una situación de alarma o peligro inminente.

 

Así es como el cerebro también te alerta de sensaciones cuando en tu cuerpo hay un mosquito, una araña o cualquier insecto que puede ser potencialmente venenoso, un buen mecanismo de defensa.

 

 

El segundo tipo de cosquillas, son aquellas con sensaciones menos extendidas, pero que nos hacen reír descontroladamente, se denominan gargalesis. Estas están asociadas a mecanismos de juego, con lo que el cerebro se relaja y la dopamina que segrega nos da felicidad.

  ¿Por qué a veces son molestas?

 

Se cree, que durante el Medievo las cosquillas por tiempo prolongado eran consideradas una forma de tortura. Y aunque en la actualidad su función y mecanismos neurológicos son desconocidos, se cree que cumplen con una función reguladora del estado de ánimo.

 

Así que la próxima vez que te hagan cosquillas, tómalo con calma, podrían ayudarte a tener un mejor ánimo.